Ronald Rolheiser | En el Exilio
Honramos a Dios no al vivir con miedo de ofenderle, sino empleando reverentemente la maravillosa energía que Dios nos da. Dios no es una ley que deba ser obedecida, sino una gozosa energía en la cual ocuparnos generativamente.
Artículos en:
Espacios
Evangelio Seglar para el Domingo XXVI del Tiempo Ordinario – 29 de septiembre de 2024
Laiconet – Evangelio Seglar
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Alegrarse con los demás
Eliana Cevallos – La alegría del amor
Siguiendo las reflexiones sobre la familia que propone el Papa Francisco en su exhortación apostólica, nos encontramos con este título. Sin duda, una síntesis de muchas otras aptitudes que hemos venido comentando a propósito del amor en el matrimonio.
Ser rico, pero siempre a la carrera
Ronald Rolheiser | En el Exilio
Hace unos años, fui con otro cura a visitar a un amigo que teníamos en común. Nuestro amigo, un empresario exitoso, vivía en el último piso de un apartamento carísimo con vistas al valle del río en Edmonton.
Evangelio Seglar para el Domingo XXV del Tiempo Ordinario – 22 de septiembre de 2024
Laiconet – Evangelio Seglar
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Nuestro verdadero legado: la energía que dejamos atrás
Ronald Rolheiser | En el Exilio
Hace varios años, en un momento en que las noticias nacionales estaban muy fijadas en un sonado caso de acoso sexual, pregunté a tres compañeras: «¿Qué se entiende por acoso sexual? ¿Cuál es la línea que no se debe cruzar?
¡Una sola frase lo dice todo!
Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti. Ninguna frase, fuera de la escritura, me ha hablado nunca de manera tan poderosa, persistente y sugerente como esa frase de san Agustín. En esencia, es la historia de la vida de Agustín y también la historia de cada una de nuestras propias vidas.
La dos caras de la hipocresía
¡Qué sutil es la hipocresía! Qué fácil es no ver nuestras propias incoherencias, aunque veamos tan nítidamente los defectos de los demás. ¿Estamos obstinadamente ciegos, o es que simplemente no vemos? ¿Es un problema moral o visual? Veamos estos ejemplos:
El permiso de Dios para la fatiga humana.
Alguien preguntó una vez a Teresa de Lisieux si estaba mal dormirse mientras se rezaba. Ella respondió: En absoluto. Un niño pequeño es igualmente agradable a sus padres, despierto o dormido – ¡probablemente más cuando duerme!
Renunciar al miedo
Un amigo mío cuenta esta historia: Era hijo único. Cuando se acercaba a los treinta años, aún soltero, cursando brillantemente una carrera y viviendo en la misma ciudad que sus progenitores, su padre murió, dejando a su madre viuda. Esta, que había centrado su vida en su familia y en su hijo, quedó comprensiblemente desolada. Gran parte de su mundo se derrumbó; había perdido a su esposo… pero aún tenía a su hijo.
¿Cómo será el cielo?
Andrew Greeley sugirió una vez que podríamos meditar con provecho sobre la siguiente visión del cielo: La condición del éxtasis físico y satisfacción emocional que resulta del intercambio sexual entre dos personas profundamente enamoradas es el mejor anticipo comúnmente disponible para nosotros de nuestra permanente condición del estado resucitado.