
Evangelio Seglar para el Domingo XXVI del T.O (1 de octubre de 2023)
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Es una buena pregunta la que hace Jesús. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Dos hijos, los dos, en principio, más o menos normales, viven en la casa del padre, trabajan con él… “Buena gente”, se podría decir. Uno de los dos, quiere complacer, pero no hace. El otro, más “díscolo”, protesta, pero recapacita. Así somos algunas veces. Rápidos en decir, en hablar, pero más lentos en concretar.
Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti. Ninguna frase, fuera de la escritura, me ha hablado nunca de manera tan poderosa, persistente y sugerente como esa frase de san Agustín. En esencia, es la historia de la vida de Agustín y también la historia de cada una de nuestras propias vidas.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Cuando yo era pequeñito, al leer este evangelio, la conducta del señor de la viña me parecía mal. A uno que estudió Derecho por vocación, eso de pagar a todos igual, aunque hayan trabajado de modo muy distinto, le sonaba raro. Mucho. Desde el punto de vista humano, parece injusto, como poco. Pero... Porque en las cosas de Dios siempre hay un pero.