En el exilio

Home arrow_carrot 2right icon Espacios arrow_carrot 2right icon En el exilio
Como cristianos, creemos que llevamos la imagen de Dios en nosotros y esta es nuestra más profunda realidad. Hemos sido creados a imagen de Dios. Pero concebimos esta imagen de una forma demasiado ingenua, romantica y piadosa. Imaginamos que en algún lugar dentro de nosotros hay un bello icono de Dios estampado en nuestras almas. Puede ser, pero Dios, tal y como afirma la Escritura, es más que un icono. Dios es fuego -libre, infinito, inefable, incontenible. (Ron Rolheiser, OMI)
Nada es realmente nuestro

Nada es realmente nuestro

Todo es don. Esto es un principio que al fin sostiene toda espiritualidad, toda moralidad y todo mandamiento. Todo es don. Nada puede ser al fin reclamado como propio nuestro. La moral genuina y la sensibilidad  religiosa deberían hacernos conscientes de eso. Nada nos viene por derecho.

El sabor de la energía de Dios

El sabor de la energía de Dios

Visto todo, yo creo que crecí con un concepto relativamente sano de Dios.  El Dios de mi juventud, el Dios en que fui catequizado, no era indebidamente castigador, arbitrario ni crítico.

Virtud y pecado

Virtud y pecado

Existe un axioma que dice: Nada se siente mejor que la virtud. Eso es muy cierto, pero tiene su contrapartida. Cuando obramos el bien, nos sentimos bien con nosotros mismos. En verdad, la virtud es su propia recompensa, y eso es bueno. Sin embargo, de sentirse virtuoso, pronto se puede pasar a sentirse farisaico. Nada se siente mejor que la virtud; pero el fariseísmo también se siente bastante bueno.

De ganadores y perdedores

De ganadores y perdedores


Nuestra sociedad tiende a dividirnos en ganadores y perdedores.  Desgraciadamente, no reflexionamos con frecuencia sobre la manera como  afecta esto a nuestras relaciones mutuas ni lo que significa para nosotros como cristianos.

Acoger al forastero

Acoger al forastero

En las Escrituras Hebreas, esa parte de la biblia que llamamos el Antiguo Testamento, encontramos un fuerte desafío religioso a acoger al forastero, al extranjero. Esto fue recalcado por dos razones: Primera, porque, en otro tiempo, el pueblo judío mismo había sido extranjero e inmigrante. Sus escrituras continuaron recordándoles que no olvidaran eso. Segunda, ellos creían que la revelación de Dios, casi siempre, nos viene a través del forastero, en lo que es foráneo a nosotros. Esa creencia era integrante de su fe.

Moralización amargada

Moralización amargada

Uno de los peligros inherentes a intentar pasar toda una vida de fidelidad cristiana es que somos propensos a volvernos moralizadores amargados, hermanos mayores del hijo pródigo, airados y celosos de la supergenerosa misericordia de Dios, amargados  de que las personas que se descarrían y se pierden puedan acceder tan fácilmente a la mesa del banquete celestial.

¿Por qué creo en Dios?

¿Por qué creo en Dios?

 Alguno de mis autores favoritos son agnósticos, hombres y mujeres que enfrentan la vida con honestidad y coraje sin fe en un Dios personal. Son mayormente estoicos, personas que ha hecho las paces con el hecho de que Dios pudiera no existir y que quizás la muerte sea el fin de todo para nosotros. Veo esto, por ejemplo, en el último James Hillman, un hombre que admiro profundamente y quien tiene mucho que enseñar a los creyentes sobre el significado de escuchar y honrar el alma humana.

En las nuevas fronteras

En las nuevas fronteras

 Una historia evangélica particularmente poderosa narra el encuentro de Jesús con una mujer sirofenicia. En el centro de esa historia está el lugar donde tienen lugar sus encuentros. Tiene lugar en las fronteras de Samaria. Para Jesús, Samaria era un territorio extranjero, tanto en términos de etnia como de religión. 

Un insulto que hiere profundamente

Un insulto que hiere profundamente

¡Es un perdedor! ¡Eres un perdedor!  Entre todos los insultos hirientes que pronunciamos sin pensar, este en particular es quizás el más hiriente y dañino. Debe ser prohibido en nuestro discurso público y suprimido de nuestro vocabulario.

El celibato consagrado – Una apología

El celibato consagrado – Una apología

Huston Smith, el renombrado comentarista de las religiones en el mundo, opina que no se debería juzgar a una religión por sus peores expresiones, sino por las mejores, sus santos. Eso también es verdad para cuando juzgamos los méritos del celibato comprometido por voto y consagración.

Milagros verdaderos

Milagros verdaderos

Ralph Waldo Emerson llama a las estrellas del cielo nocturno “mensajeras de belleza, que iluminan el universo con su asombrosa sonrisa” y opina que, si aparecieran durante una sola noche cada mil años, estaríamos de rodillas en adoración y alimentaríamos el recuerdo durante el resto de nuestras vidas. Pero, dado que se presentan cada noche, el milagro pasa mayormente inadvertido. Vemos la televisión en vez de eso.

¡No hay eventos!

Destacados