La misión evangelizadora es de todos los cristianos y de todas las edades. Cada etapa de la vida tiene sus dones que aportar a la construcción del Reino de Dios. Las personas jubiladas tienen nuevas posibilidades de compromiso voluntario.

La misión evangelizadora es de todos los cristianos y de todas las edades. Cada etapa de la vida tiene sus dones que aportar a la construcción del Reino de Dios. Las personas jubiladas tienen nuevas posibilidades de compromiso voluntario.
Un sacramento es un signo, es una experiencia que se recuerda, una presencia que se celebra.
La fidelidad entre un hombre y una mujer siempre estará amasada con el cemento de la decisión de amar.
Los que empiezan una relación les asusta la posible monotonía, no se pueden imaginar una vida vinculada y limitada.
La relación conyugal es uno de los más fuertes motivos y razones para vivir, llena la vida de energía y de felicidad pero también se puede convertir en un infierno.
Saboreamos la precariedad de la vida. Somos finitos. Nos da miedo no tener bastante tiempo para vivir.
Hemos pasado de una familia con forma de mesa camilla a una familia con forma de sofá alargado frente a una gran pantalla.
Existen en la vida matrimonial, como en la vida célibe, múltiples esperas cotidianas.
Todos reconocen que el género es una construcción social. Lo que implica ser de género masculino o femenino se ha construido culturalmente.
Hay quien espera del cónyuge nada menos que la felicidad; se casa para ser feliz.
Propongo algunas reflexiones sobre los argumentos del magisterio que determinan el estado de la cuestión.