La Palabra nos pone frente a toda idolatría. No solo a la que se refiere al culto a un totem, sino también a nuestros narcisismos.

La Palabra nos pone frente a toda idolatría. No solo a la que se refiere al culto a un totem, sino también a nuestros narcisismos.
La Iglesia nos invita a volvernos hacia Dios, movimiento trascendente y teologal; a poner nuestros ojos en el rostro divino revelado, en Cristo. Él deberá ser el motivo absoluto del itinerario cuaresmal.
Felices quienes recorren el camino cuaresmal con una sonrisa en el rostro y sienten cómo brota de su corazón un sentimiento de alegría incontenible.
El Vaticano ha publicado el Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2012, que tiene como título la cita de la Carta a los Hebreos "Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras" (Hb 10, 24).
Hemos alcanzado el final de la cuarentena. Nos parece mentira. El proyecto parecía difícil, y sin embargo, una vez más, se cumple la Palabra del Señor. Él da el maná, la fuerza, la luz, la capacidad para cada día.
Estamos a punto de alcanzar el final de la cuarentena cuaresmal. Como si estuviéramos a las puertas de entrar en la Tierra de la Promesa, Ezequiel adelanta proféticamente la meta del camino, la celebración de la alianza de Dios con su pueblo. “Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos”.
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19).
Te presentamos a continuación algunos recursos que hemos ido punblicando en ciudad redonda y que te pueden servir en este tiempo de cuaresma.
Este día, a partir de las lecturas que se nos ofrecen en la Liturgia, cabría considerar la hora terrible que se cernía sobre el grupo de los discípulos. Pero es en la hora de la prueba donde cabe manifestar el amor. Escuela para aprender a consolar.
Nos acercamos a días recios, y sin duda que cuando se precipita la intemperie, uno anhela, más que nuca, el hogar cálido, y ninguno como el seno materno. Jesús se nos revela, según el Evangelio de San Juan, metido en los pechos del Padre antes de la Encarnación…
Entramos en el tiempo sagrado, en los días santos que constituyen la Semana Mayor, para celebrar los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Misterio Pascual.