Artículos en Cartas de un misionero

EVIDENCIA y agradecimiento

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Ustedes son, querido pueblo mío, los instrumentos que Dios ha utilizado para que tanta paz, tanto vértigo, tanta confianza... tanta alegría, tanta limpieza... tal pan y agua tan preciosa... pudiéramos compartirlos. Gracias. ¡Nunca, nunca jamás les olvidar

Certezas

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Tú mismo con inmensa alegría comienzas también a darte, para procurar que la vida sea un tierno juego entre todos los seres humanos, aquí en la tierra.

Contrapunto.

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Siempre hay un niño que te saluda al cruzarte con él por un camino. Hay un plato de comida compartido bajo un techo humilde. ¡Cuántas cosas hay más fuertes que la desesperanza!

Y en ese mismo tono.

por: F.P. en Cartas de un misionero el
Hasta diciembre, ya hemos llenado el calendario de reuniones, cursillos, visitas a los pueblos, bautismos y confirmaciones, encuentros con los jóvenes. En fin, ¡hemos crucificado el tiempo!.

¡Cómo es posible vivir así!

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Sembrando tantas veces en otros corazones o padeciendo la soledad a causa de la indiferencia que el mundo presta a nuestra obra. Pero en pie, lo repito, confiando no en los resultados sino en la voluntad del Padre.

¿Qué más?

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Luchamos para ser fieles y poner un poco de luz en esta noche y un poco de Evangelio en esta apatía casi colectiva de no querer necesitarlo o recibirlo.

Otra vez en Juanjuí

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Así llego de nuevo a Juanjuí, con una maleta ingenua en mis manos que nada o casi nada interesa a la mayoría, y con una cruz desnuda y de madera en mi bolsillo.

Pequeñeces

por: F.P. cmf en Cartas de un misionero el
Quizás cuando uno goza más de todo es cuando acepta lo cotidiano y construye con ello su propia dicha y la de los demás.

Ah, el misionero

por: F.P. en Cartas de un misionero el
Me gusta esta frágil barca en la que voy, y hasta deseo el miedo del pescador indefenso y desprovisto, sin nombre y sin historia importante que recordar luego.

Sobre Dios

por: F.P, cmf en Cartas de un misionero el
Dios no juzga, sólo salva. Él se anda siempre por los andamios del hilo débil de cualquiera de sus hijos, sobre todo de sus hijos más pobres. Él no se parece al dios en que pensamos tantas veces.

Hombres así

por: F.P. en Cartas de un misionero el
No quiero echaros nada en cara; no quiero herir más a los que ya estáis heridos. Algún día escribiréis algún poema, leeréis libros y el domingo se introducirá en vuestro calendario.

Eucaristía en lejanía

por: F.P. en Cartas de un misionero el
El mismo Dios del mensaje que les llevo, aparece tímido para no golpearlos más con lecciones o teorías: el Dios de ningún desarrollo, sino el de la vida; solamente de eso: de la vida, de los hombres.

Todo lo que amo

por: F.P. en Cartas de un misionero el
Amo esos ojos desnutridos y tantos pies descalzos que me han enseñado a descalzar los míos. Una iglesia, unos pueblos de alma al descubierto que intentan experimentar en sus vidas el don de la Verdad que es el Evangelio.

La Iglesia

por: F.P. en Cartas de un misionero el
Esa tarea nos fatiga, pero como eso es lo que la Iglesia y los hombres de América necesitan, nos entregamos gustosos a ese desgaste silencioso de haber quemado la vida sin apenas haber hecho ruido.

Amanece

por: F.P. en Cartas de un misionero el
Cuando amanece, los tambos de la pena se colorean de azul y humean por el fuego de leña ya encendido en su interior.