Cartas de un misionero

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Pequeñeces

Pequeñeces

Quizás cuando uno goza más de todo es cuando acepta lo cotidiano y construye con ello su propia dicha y la de los demás.

Ah, el misionero

Ah, el misionero

Me gusta esta frágil barca en la que voy, y hasta deseo el miedo del pescador indefenso y desprovisto, sin nombre y sin historia importante que recordar luego.

Sobre Dios

Sobre Dios

Dios no juzga, sólo salva. Él se anda siempre por los andamios del hilo débil de cualquiera de sus hijos, sobre todo de sus hijos más pobres. Él no se parece al dios en que pensamos tantas veces.

Hombres así

Hombres así

No quiero echaros nada en cara; no quiero herir más a los que ya estáis heridos. Algún día escribiréis algún poema, leeréis libros y el domingo se introducirá en vuestro calendario.

Eucaristía en lejanía

Eucaristía en lejanía

El mismo Dios del mensaje que les llevo, aparece tímido para no golpearlos más con lecciones o teorías: el Dios de ningún desarrollo, sino el de la vida; solamente de eso: de la vida, de los hombres.

Todo lo que amo

Todo lo que amo

Amo esos ojos desnutridos y tantos pies descalzos que me han enseñado a descalzar los míos. Una iglesia, unos pueblos de alma al descubierto que intentan experimentar en sus vidas el don de la Verdad que es el Evangelio.

¿Qué más?

¿Qué más?

Luchamos para ser fieles y poner un poco de luz en esta noche y un poco de Evangelio en esta apatía casi colectiva de no querer necesitarlo o recibirlo.

Otra vez en Juanjuí

Otra vez en Juanjuí

Así llego de nuevo a Juanjuí, con una maleta ingenua en mis manos que nada o casi nada interesa a la mayoría, y con una cruz desnuda y de madera en mi bolsillo.

Pequeñeces

Pequeñeces

Quizás cuando uno goza más de todo es cuando acepta lo cotidiano y construye con ello su propia dicha y la de los demás.

Ah, el misionero

Ah, el misionero

Me gusta esta frágil barca en la que voy, y hasta deseo el miedo del pescador indefenso y desprovisto, sin nombre y sin historia importante que recordar luego.

Sobre Dios

Sobre Dios

Dios no juzga, sólo salva. Él se anda siempre por los andamios del hilo débil de cualquiera de sus hijos, sobre todo de sus hijos más pobres. Él no se parece al dios en que pensamos tantas veces.