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La primera soledad
Ahora, en casa y solo, con una luz encendida que tendré que apurar con avaricia pues a las once la cortarán, os escribo con todo el peso interior que podéis imaginaros
Pero… no soy el que pensáis
Ya no asombra nada. Nadie casi invoca. Es banal la noticia, banal el acontecimiento a distancia. Por eso intento que cada vez sean nuevas las palabras que os entrego para compartir con vosotros mis vivencias.
Navidad
Me iré hacia la Noche silenciosa en la que Dios está a punto, dispuesto para hacerse cercano y presente. Llenaré con su Alborozo todos los recovecos de posible soledad, soledad que pesa tanto.
Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia
Juan 14,21-26: El Paráclito, que enviará el Padre, será quien os lo enseñará todo
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