Un humorista bromeaba recientemente señalando que las tecnologías modernas de información han vuelto obsoletas un buen número de cosas; ejemplos más notables: las guías telefónicas y la cortesía humana.
Un humorista bromeaba recientemente señalando que las tecnologías modernas de información han vuelto obsoletas un buen número de cosas; ejemplos más notables: las guías telefónicas y la cortesía humana.
Vivimos bajo constante presión, de fuera y de dentro, para ver y codiciar más, consumir más, comprar más y empaparnos más de la vida mundana. La presión para aumentar la dosis es constante e implacable. Pero aquí es precisamente donde se nos exige un ascetismo deliberado y reflexivo, tenaz e irrevocable.
Necesitamos arder de nuevo, porque nuestra esperanza ya no es fácil. Vivimos en una cultura de pesimismo y decepción en la que Pentecostés ya no puede darse por supuesto.
A primera vista, nos pareceremos a David frente a Goliat, no preparados para la tarea de derrotar a un gigante o de dar suficiente alimento a un mundo hambriento con ganas de comer.
Jesús fue una vez al desierto, durante cuarenta días y cuarenta noches, sin llevar comida y alimentación, ayunó. Se sometió voluntariamente a un ascetismo concebido como una ayuda que le impulsara a lograr un nivel más profundo de comprensión, amor y madurez.
Los hijos nunca son realmente tuyos, independientemente de que seas su madre natural, o su madre adoptiva o su maestra. Ellos tienen sus propias vidas, vidas que tú no posees en propiedad.
En cada columna he intentado, a mi humilde manera personal, traer de vuelta al hogar a algún desterrado, a algún ‘exiliado’.
Elegir algo con fidelidad es una de las cosas más difíciles que hay en el mundo entero.
Experimentamos el verdadero sentido de la vida solamente cuando estamos muriendo a nosotros mismos y entregando nuestra vida.
¡Cristo ha resucitado, aun cuando no le veamos! No siempre nos damos cuenta de la primavera.
Impresiones ante la muerte de un gran sacerdote y pastoralista.