Vivimos con demasiado temor de Dios. Este temor tiene muchas caras, desde el miedo supersticioso de los ingenuos, al miedo legalista de los más escrupulosos, hasta el miedo intelectual de los muy sofisticados.
Vivimos con demasiado temor de Dios. Este temor tiene muchas caras, desde el miedo supersticioso de los ingenuos, al miedo legalista de los más escrupulosos, hasta el miedo intelectual de los muy sofisticados.
Hay un proverbio Noruego que dice: El heroísmo consiste en aguantar un minuto más. el heroísmo frecuentemente consiste en mantener el rumbo lo suficiente, en aguantar cuando todo parece estar sin esperanza, en sufrir el frío y la soledad mientras se espera un nuevo día.
Una de las características maravillosas de los niños pequeños es su honestidad emocional. Ellos no esconden sus sentimientos ó sus deseos. No tienen ninguna sutileza.
Marilynne Robinson, en su ultimo libro, expresa algunos de sus temores, en especial lo que sucede hoy en día en muchas de las iglesias y dentro de muchos de nosotros, a saber, que las nuevas formas de tribalismo y de miedo han reducido a nuestro maravilloso Dios a una "deidad tribal" y nuestro propio "Baal local.
John Shea, escribió un inquietante poema sobre Juan el Bautista. El poema comienza con el Bautista en la cárcel, al oír el baile por encima de su cabeza y sabiendo que esta a punto de morir decapitado.
En nuestro noviciado, cuando yo era un novicio con los Oblatos de María Inmaculada, nuestro director asistente de noviciado, un hombre sincero, aunque demasiado severo, nos advirtió del peligro de tener demasiada ligereza en nuestras vidas, diciéndonos que no hay ningún hecho registrado en las escrituras de Jesús riéndose.
Algunas veces la cautela me achica el corazón. La cautela y la seguridad son también peligrosas.
A veces nos olvidamos de que Jesús nació en un establo, no en una iglesia, y que el Dios de la Encarnación tiene que ver tanto con mesas de cocina como con altares eclesiales. Dios es tan doméstico como monástico.
La calidad de nuestras personas depende de la calidad de nuestra integridad privada.
El suicidio, es una enfermedad, no un pecado.
El sol es espléndidamente generoso, al entregar enormes porciones de sí mismo cada segundo.