Sábado Santo. Oraciones para Semana Santa.
Descansa en paz y duerme ahora. Pon tu suerte en esas manos, no vacilarás. Que tu carne descanse serena hasta la alborada.
Viernes Santo. Oraciones para Semana Santa
Ante este Cristo muerto quiero descubrir, vivir, celebrar y experimentar que Dios es amor, y que Él nos amó primero.
Jueves Santo . Oraciones para Semana Santa
Cristo maravilloso, gracias por enseñamos a descubrir al hermano, a tender la mano, a presentar la otra mejilla, a compartir pan y hogar.
Miércoles Santo. Oraciones para Semana Santa
Déjame, Señor, estremecerme ante lo que eres. Permíteme, a pesar de los nubarrones que ensombrecen mi vida, permíteme arrodillarme y desahogar en ti mi corazón.
Martes Santo. Oraciones para Semana Santa
Corta con mi vida anterior, radicalmente, para que sea posible en mi el comienzo de una vida nueva. Ayúdame a poner entre lo anterior y lo que viene una muerte necesaria.
Lunes Santo. Oraciones para Semana Santa
Tu cruz adoramos, Señor, y veneramos tu pasión gloriosa. Ten piedad de nosotros, tú que has muerto por nosotros.
III DOMINGO DE ADVIENTO: (Is 35, 1-6a.10; Sal 145; Sant 5, 7-10; Mt 11, 2-11)
La Liturgia permite abandonar el color morado, para tomar el alivio del color rosado, por haber alcanzado la mitad del camino de Adviento. La invitación a la alegría surge de la esperanza que suscita la venida del Mesías…
II VIERNES DE ADVIENTO: (Is 48, 17-19; Sal 1; Mt 11, 16-19)
¡Qué distinto es saberse acompañado, guiado, esperado, de caminar en solitario, anónimo, sin que nadie sepa de tus anhelos y deseos!
El profeta nos asegura que Dios es nuestro Maestro, nuestro Guía y, Compañero, como lo fue del pueblo de Israel a lo largo de la travesía del desierto.
II JUEVES DE ADVIENTO: (Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15)
La profecía revela a Dios lleno de ternura entrañable, como padre que lleva de la mano a su pequeño y le enseña a dar los primeros pasos.
II MIÉRCOLES DE ADVIENTO (Is 40, 25-31; Sal 102; Mt 11, 28-30)
Con frecuencia nos sorprendemos al observar cómo algunas personas parecen incansables, a pesar incluso de su edad, y de sus muchas tareas. No son los estímulos humanos los que dan fuerza a quienes entregan su vida por amor. Han encontrado el tesoro de la esperanza.
I MARTES DE ADVIENTO: (Is 40, 1-11; Sal 95; Mt 18, 12-14)
Nuestro Dios es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en piedad. Nuestro Dios es bueno, como pastor que cuida su rebaño, como centinela que guarda la ciudad, como labrador que cuida su viña, como padre que ama a sus hijos.