Subsecciones
Un padre, un hermano, un amigo
Carta abierta a un joven que se prepara para el sacerdocio o que ha pensado alguna vez en ello, y… a todos los demás.
¿Por qué soy sacerdote?
¿Qué se le pide a un presbítero? Nada menos que «ser testigo de los sufrimientos de Cristo», en continuidad con los presbíteros que me han precedido a lo largo de la historia.
En el Año Sacerdotal…
El sacerdocio es como una espiga donde todos iremos desgranando poco a poco acercándonos a ti.
Mensaje para la Jornada mundial de las misiones 2009
Iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos en su camino hacia Dios
Sacerdote día a día
No puedo guardar lo mejor de mi vida. No resulta fácil expresar en un puñado de palabras la vocación sacerdotal.
El sacerdote, pan entregado.
Muchos son los sacerdotes que se han gastado y desgastado por la comunidad, por los pobres.
Encarnación y logros y desdichas de las sociedades desarrolladas
Tener más: más fieles, más bautizados, más confesiones, más comuniones, más seguidores, más vocaciones… nosotros, los que decimos seguir a Jesucristo, también nos hemos contaminado.
Se me escapa de las manos
Cuanto más me veo envuelto en este Misterio de amor inmerecido, menos “seguridades” tiene mi fe, pero, a su vez, más fuerte experimento una suave y tenue certeza: Dios es amor fiel y así hemos de ser los sacerdotes para los demás.
Sacerdote de Cristo en camino con los hermanos
He querido tener muy presente que quien es llamado a participar del ministerio de Cristo Pastor y Maestro no puede olvidar que siempre será discípulo -‘oveja’- y que no ha de caminar con el Pueblo de Dios, sino con el resto del Pueblo de Dios.
Mi camino de fidelidad vocacional : Encarnación y belleza de nuestro pequeño mundo
Hay que retornar al valor de lo pequeño, al pequeño lugar y al poco tiempo que vivimos, esos lugares donde los íntimos deseos de hombres y mujeres que buscan ser hombres y mujeres de verdad se revelan con claridad.
Mi camino de fidelidad vocacional: Encarnación y estilo de vida
Os invito a penetrar con profundidad en el misterio de Dios Pobre, para recrear cordialmente la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar de manera nueva la pobreza cotidiana.