¿Por qué será\», exclamó por tercera vez, \»que siempre que intento hacer algo, ello se malogra? ¿Por qué deben ocurrirme tantas desgracias?\». Pero no hubo respuesta. De manera que se levantó de la arena y se encaminó tierra adentro. Nadie en China había oído hablar...
Y uno le preguntó: ¿Cómo sabremos qué nos enseña el atardecer y cómo nos enseña la mañana y cómo nos trae conocimientos cualquier circunstancia? Y El les dijo: