Ver a Dios

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A.- PERCIBIR EL AMOR DE DIOS EN CADA COSA.

Ciudad Redonda. Un lugar para compartir lo que somos.El ejercicio consiste en tratar de percibir el Amor de Dios en cada cosa. Hacerlo durante una mañana de trabajo, para aprender a hacerlo durante la semana, durante la vida.

El ambiente ha de ser lo más silencioso posible de manera que nada me distraiga. Y mientras se hace el trabajo se considera que cada cosa agradable que veo, siento, oigo, gusto, toco… es un regalo especial, un mensaje de amor que el Padre Dios me envía e~presamente a mí, como si en cada cosa me dijera:  "TE AMO MUCHO".  Y yo le respondo: "GRACIAS. PADRE MÍO YO TAMBIÉN TE AMO (U otras similares).

Esta mañana radiante, esa música preciosa, esa buena noticia, esa persona que está a mi lado, ese gesto de comprensión, la comida que me alimenta, el saludo que me dispensan, la facilidad con la que trabajo… son cartas de amor que el Padre me envía. Y yo respondo: "GRACIAS Y YO TAMBIÉN TE AMO". Desapareció el dolor de cabeza, la película me encantó, he dormido admirablemente, esa conversación agradable, esa lectura provechosa, ese momento de risa… son cartas de amor.
"GRACIAS. YO TAMBIÉN TE AMO".

Y así durante la mañana, la semana, la vida… dedicarme a ese diálogo de amor con el Padre Dios que me manifiesta su ternura en tantas cosas que me encuentro en mi vida concreta.

Al final, escribe en tu cuaderno una lista de cosas,personas y acontecimientos de tu vida que consideres como cartas de amor de Dios. Lo podrás compartir en la reunión.

B. PERCIBIR EL AMOR DE DIOS EN LAS PERSONAS

Se trata de ejercitarse durante la mañana, el día y todos los días en considerar que todos los hombres y, en general, todas las criaturas son AMADAS POR DIOS desde siempre. Y en una actitud de solidaridad con el Padre Dios ante cada persona que vea o recuerde -al acordarme como el Padre la ama- diré a mi Dios: "YO TAMBIÉN LA AMO".

El locutor de radio o de TV, el ministro que acaba de hablar,el compañero con el que friego los platos o hago mi trabajo, la señora de la cocina, quien llama por teléfono, el que veo a lo lejos… al tropezar mi vista con ellos, recuerdo que Dios los ama. Por cada uno yo responderé a Dios: "YO TAMBIÉN LO AMO".

El vecino o la vecina, ese tal que un día me hizo tanto daño, el político de un partido contrario,el chismoso , el hermano "difícil" de la comunidad, el niño rebelde de mi catequesis, el compañero egoísta, el que no ama habla desde hace años, ese otro que ha sido mi peor enemigo, el terrorista que mata y destruye… al recordar que Dios los ama, responderé: "PADRE, YO TAMBIÉN LOS AMO".

Al salir de casa, ante tantas cosas que ven mis ojos: esos pájaros, los árboles, los niños que juegan, las montañas iluminadas, los jardines, las casas, los jóvenes, el anciano serio, el perro, el labrador,… el mundo entero es un ENORME SACRAMENTO DE AMOR. Diré: "YO TAMBIÉN LO AMO".

NOTA

En los dos primeros ejercicios hemos sido notificados de que Dios nos ama con un amor eterno y gratuito. Estamos, pues, convencidos de ese amor. Pero este convencimiento presupone una actitud de fe. Sin esta actitud sería difícil percibir la ternura de Dios. Ante todo, somos hombres de fe que vamos vislumbrando su Roqtro y su Amor entre penumbras, silencios y oscuridades. La fe no es sentir, sino saber; no es emoción sino convicción; no es evidencia, sino certeza. La fe es un caminar entre la oscuridad y la certeza. Es también un acto vital por el que nos Comprometernos con una persona y su Palabra: El Señor.

C.- APRENDEMOS A ORAR CON LA MIRADA:

"Vio Dios que todo lo que había hecho era muy bueno" (Gen 1,31). Da un paseo contemplativo por alguno de tus recorridos habituales o por el campo, haciendo como un rastreo en busca de la bondad y de la belleza ocultas en todo lo que existe. Mira atentamente las personas, las cosas, la naturaleza y repite internamente: "VIO DIOS QUE TODO ERA MUY BUENO".

Fíate más de la mirada de Dios que de la tuya, déjale educar tus ojos y hacerlos creyentes. Lee en Mc 10,46-52 el relato de la curación del ciego Bartimeo Como si lo escucharas por primera vez.

Párate en cada momento de la escena, trata de imaginarla, de verla interiormente. Siéntate como aquel ciego al borde del camino.  Oye el murmullo de la gente, presiente la cercanía de Jesús,grítale desde el fondo de tu corazón: "¡Ten piedad de mí!".  Deja que todo tu ser se ponga a gritar: "Señor, que vea".  Siente las manos de Jesús sobre tus ojos déjate curar por la fuerza de esas manos que pueden inundarte de luz.  Quedate unos momentos en un silencio lleno de agradecimiento.

Coge el evangelio de Marcos 6,34. Jesús ha bajado de la barca y, al ver a la gente, se ha llenado de compasion porque están como ovejas sin pastor.

Mezclate con aquella gente, siéntete envuelto en la mirada cargada de ternura y de acogida de Jesús. No te hace ningún reproche, no te señala nada negativo, no te exige que hagas esto o aquello. Sólo te mira y te acepta tal como eres. Respira hondo y déjate invadir por la paz de esa acogida incondicional. Al salir de casa, párate un momento y pide que tus ojos se dejen contagiar por la manera de mirar de Jesús. Luego en la calle o en el medio de transporte habitual, trata de mirar a la gente como lo haría El. Recorre cada rostro tratando de adivinar qué se esconde detrás de esas expresiones de cansancio, de indiferencia, de preocupación, de serenidad…

Deja brotar en ti la compasión, la cercanía, la suplica de Jesús hacia ellos.

D.- PELIGROS A EVITAR EN LA ORACIÓN CON LA PALABRA:

Cuando has puesto tu interés en otras cosas y te sientes atrapado por ellas, te hallas "enredado". Te puedo citar algunas de estas redes y tú podrás ver si son éstas u otras: .

  • No determinarse a perseverar con la Palabra y con la utilización de un método que nos ayude a "entrar bien" en la oración. .
  • Las preocupaciones excesivas y angustiosas por los estudios, por los deberes en los que te empeñas tú mismo y que no te dejan tiempo más que para estudiar, para autorrealizarte.
  • Las ganas de quedar bien en cada momoento, aunque tengas que aparentar… .
  • El deseo desaforado de dinero (bienes, posesiones, fama, prestigio…) o de los medios para conseguirlo, como es el trabajo.
  • Deseo de pasarlo bien por encima de todo, hasta caer en el vértigo de ir buscando entretenimiento tras entretenimiento… Y hacerlo con las "cosas del Padre".
  • La vida sensual y desenfrenada, siempre a la caza del placer… sin encajar el esfuerzo, la fidelidad…
  • Las relaciones personales y sociales múltiples y superficiales, que te hacen llevar una vida sin profundidad.
  • La multiplicidad e indiscrimianción de las imágenes que te tragas constantemente (música, TV, cine, revistas…) que saturan tu imaginación.
  • El cansancio y el sueño que te vence antes de empezar a orar…

¿Cómo vas a entregar tu corazón a Cristo si constantemente te atraen y seducen otros intereses? ¿Cómo pensar en Cristo, si tu memoria constantemente te está trayendo otras fantasías que llenan tu imaginación?