Presentación

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Los Presidentes y los delegados de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, se reunieron en el año 2001 en la XXVIII Asamblea Ordinaria del CELAM. En ese encuentro se decidió pedirle al Santo Padre Juan Pablo II que tuviera a bien convocar una nueva Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Su Santidad Juan Pablo II acompañó los primeros pasos de su preparación y aprobó la idea de celebrar una Conferencia General de nuestro Episcopado

Su Santidad Benedicto XVI, pocas semanas después de haber iniciado su pontificado, se declaró plenamente de acuerdo con la celebración de esta Conferencia General. Es más, el día 7 de julio del presente año, recibió al Presidente del CELAM en audiencia y le entregó el tema de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:

“Discípulos y misioneros de Jesucristo,para que nuestros pueblos en Él tengan vida.”

-  “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6) –

De él proviene la expresión “en Él” y la cita evangélica. Somos discípulos y misioneros de Jesucristo cuando nuestro testimonio y nuestra misión evangelizadora se realiza verdaderamente por Él, con Él y en Él, que es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.

Luego, a los pocos meses de su pontificado, el 15 de octubre, recibimos la gozosa noticia que al Santo Padre Benedicto XVI le parecía bien celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe junto al Santuario Mariano de Aparecida, en Brasil, e inaugurar allí la gran Asamblea durante el mes de mayo del año 2007.

Así, la preparación de la V Conferencia General se iniciaba con el impulso del Espíritu Santo que nos une a Jesús y nos envía bajo la protección maternal de María Santísima. Este proceso se afianzará mediante una Gran Misión en América Latina y el Caribe que los Obispos desean convocar durante la celebración de la V Conferencia General, a fin de que nuestra Iglesia se proyecte y viva realmente con ardor misionero.

¿Qué son las Conferencias Generales?

Las Conferencias Generales son reuniones de obispos en las cuales los pastores analizan la vida de la Iglesia en sus territorios, descubren aspectos positivos y negativos, identifican problemas comunes, y deliberan de común acuerdo sobre las soluciones y líneas de acción pastoral.

La Conferencia General es convocada por el Santo Padre a petición de un grupo de Conferencias Episcopales. Él es quien acoge el propósito de reunirse, quien aprueba el tema y quien abre la reunión y la orienta con su discurso inicial. Él es también quien da su aprobación a las conclusiones del modo que estima más adecuado.

En América Latina han celebrado cuatro Conferencias Generales llamadas también Asambleas Generales del Episcopado Latinoamericano: Río: 1955, Medellín: 1968, Puebla: 1979, Santo Domingo: 1992.

¿Cómo se preparan las Conferencias Generales?

Las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano son reuniones de obispos quienes las preparan con la colaboración de diversos organismos y expertos. En consecuencia, la identidad episcopal de estos encuentros debe mantenerse antes, durante y después de la Conferencia General.

¿Qué significa, para la estrategia participativa, mantener esa identidad episcopal?

Ante todo, significa que son las Conferencias Episcopales (CCEE) los actores y agentes principales para suscitar, organizar y encaminar la participación de las Iglesias particulares y de los organismos eclesiales, que dependen de cada Conferencia Episcopal, en la preparación de la Conferencia General. Las CCEE cuentan con la colaboración de la Presidencia del CELAM, que tiene el encargo de coordinar y animar este trabajo preparatorio en comunión con la Sede Apostólica, especialmente con la Pontificia Comisión para América Latina.

El CELAM, con la colaboración de las Conferencias Episcopales, ha recogido las inquietudes, reflexiones y sugerencias de todos los obispos de América Latina y del Caribe y las ha sintetizado en el Documento de Participación. Este Documento, acompañado de Fichas de Trabajo, fue enviado a todas las Conferencias Episcopales y a través de ellas a las Iglesias Particulares con el objetivo de suscitar una amplia participación del Pueblo de Dios.