Dios nos tiene que aupar, tomar en sus brazos, como hace la madre con su hijo. Lo que se necesita es un abrazo físico. La piel necesita que la toquen. Dios sabe eso. Por eso Jesús nos dio la Eucaristía.

Dios nos tiene que aupar, tomar en sus brazos, como hace la madre con su hijo. Lo que se necesita es un abrazo físico. La piel necesita que la toquen. Dios sabe eso. Por eso Jesús nos dio la Eucaristía.
Si una persona hubiera ideado el cristianismo, no tendría en su mismo centro un concepto que fuera imposible de comprender o explicar: la idea de que Dios existe como uno, pero en tres personas.
Las palabras no siempre reflejan con fidelidad el corazón. Además, invariablemente las palabras nos fallan justamente cuando más las necesitamos, especialmente en situaciones de sentimientos profundos en las que la tragedia, la muerte y la traición nos dejan mudos.
La iglesia no comprende la pasión y el mundo no comprende la pureza. Éste es un axioma que un amigo mío utiliza con gusto para explicar por qué el paisaje moral en torno a la sexualidad es hoy como es: intransigente, polarizado y mal equipado para invitar a la gente a evaluar honestamente su vida sexual.
La paz que experimentamos en nuestra vida ordinaria nunca nos llega clara, sin sombra. Como decía el famoso escritor espiritual, Henri Nouwen, hay una cualidad de tristeza que impregna todos los momentos de nuestra vida, de forma que, aun en nuestros momentos más felices, sentimos algún vacío, hay algo que falta.
La gratitud es lo opuesto a la ira; y mostramos, en demasía, poca gratitud en nuestra vida. Generalmente estamos con más frecuencia enfadados que agradecidos, además, aun admitiendo que estamos enojados, tendemos a dar excusas y a racionalizar
Imagínese que es ciego de nacimiento y que esta viviendo en la edad adulta sin haber visto jamás la luz y el color. Entonces, a través de una operación milagrosa, los médicos son capaces de darle la vista. ¿Qué sentiría inmediatamente al abrir los ojos? ¿Asombro? ¿Perplejidad? ¿Éxtasis? ¿Dolor? ¿Una combinación de todo esto?
Vivimos con demasiado temor de Dios. Este temor tiene muchas caras, desde el miedo supersticioso de los ingenuos, al miedo legalista de los más escrupulosos, hasta el miedo intelectual de los muy sofisticados.
Hay un proverbio Noruego que dice: El heroísmo consiste en aguantar un minuto más. el heroísmo frecuentemente consiste en mantener el rumbo lo suficiente, en aguantar cuando todo parece estar sin esperanza, en sufrir el frío y la soledad mientras se espera un nuevo día.
Una de las características maravillosas de los niños pequeños es su honestidad emocional. Ellos no esconden sus sentimientos ó sus deseos. No tienen ninguna sutileza.
Marilynne Robinson, en su ultimo libro, expresa algunos de sus temores, en especial lo que sucede hoy en día en muchas de las iglesias y dentro de muchos de nosotros, a saber, que las nuevas formas de tribalismo y de miedo han reducido a nuestro maravilloso Dios a una "deidad tribal" y nuestro propio "Baal local.