Dios se esconde para que lo busques. Él hiere y venda la herida. A algunos se les revela en el límite del abismo. En todo caso, Dios no deja de amarte.

Dios se esconde para que lo busques. Él hiere y venda la herida. A algunos se les revela en el límite del abismo. En todo caso, Dios no deja de amarte.
Vivimos un momento especial en el que la solidaridad es urgente ante el paro y la necesidad de comer.
El que viene es príncipe de la paz, y tiene poder para reconciliar todas las cosas.
La Liturgia nos llama la atención por si avanza el tiempo y no nos abrimos al mensaje liberador.
La promesa se cumple, sólo hace falta estar atentos: ’El que tenga oídos, que escuche’.
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré”.
Al inicio del Adviento, la fiesta del apóstol San Andrés nos posibilita plantear este tiempo como tiempo propicio para difundir el mensaje del Evangelio, que no es principalmente una serie de verdades y preceptos, sino la persona de Jesucristo.
No retrases tu incorporación al grupo inmenso de los que esperan al Mesías. Ten la seguridad de que Él puede entrar en tu casa en cualquier momento, si tú le dejas.
Esta noche no la podemos dormir:’nos visitará el sol que nace de lo alto…’
Que la fidelidad brote de nuestro corazón, como obsequio a la santidad de Dios que nos visita.
“Mirad, yo envío mi mensajero para que prepare el camino ante mí”