La infancia desempeña un papel decisivo en la historia de la salvación. Tan decisivo que viene a ser la condición indispensable de pertenencia al Reino.
En ella nos narra su experiencia inicial de gobierno y traza unas líneas-maestra de cómo abordar la revitalización de un Instituto en estos momentos históricos.
La fe cristiana es, ante todo, un don, un regalo inmerecido y gratuito. Un don que, por la benevolencia de Dios, se ofrece a todos, pero que no se impone a nadie.
Las palabras han dejado ya de ser, muchas veces, instrumentos de comunión y de comunicación entre los hombres, y se han convertido, con frecuencia, en medios especialmente aptos para el engaño y hasta para el chantaje.