
Unid vuestras manos
Es doloroso. Y decepcionante. Da mucho que pensar. Con mucha frecuente al sacerdote le llega la noticia: aquella pareja cuyo matrimonio preparasteis y celebrasteis con tanto entusiasmo, ya se ha separado.
Es doloroso. Y decepcionante. Da mucho que pensar. Con mucha frecuente al sacerdote le llega la noticia: aquella pareja cuyo matrimonio preparasteis y celebrasteis con tanto entusiasmo, ya se ha separado.
Nuestra vida cotidiana está vinculada a los signos; los necesitamos para movernos en las calles de las ciudades y en las rutas de las montañas. Los necesitamos para tomar conciencia de la línea del tiempo que atraviesa nuestra existencia desde la cuna al sepulcro. Las historias de amor están marcadas por hechos significativos: conocerse, declararse, comprometerse, pedirse.
En la memoria personal y conyugal de cada matrimonio, hay muchas fechas memorables. Poder recordarlas y celebrarlas es un acicate para el presente. Son hitos en la vida, cuya conmemoración invita a celebrar y revisar el presente. Esta es una de dimensiones positivas y gozosas de poder vivir los aniversarios de boda.
Los hechos son muy tozudos. Es contraproducente ignorarlos. Eso acontece hoy con el matrimonio y la familia. Hay distintos modelos de familia. La relación conyugal de amor se ha vuelto más libre. Y más frágil. Las separaciones y divorcios crecen y crecen. ¿Qué está pasando con el amor conyugal? ¿Está disminuyendo el amor apasionado y romántico?
Siempre te he dicho que tú eras mi meta, que amarte era lo que más deseaba en mi vida, que hacerte feliz era lo máximo a lo que aspiraba. Y sigue siendo así pues no concibo mi vida sin ti, así que, por favor, vive muchos años por ti y también por mí...
El día de la boda es una meta. Requiere una celebración espectacular. Y compartida. Se lleva preparando vitalmente durante un tiempo más o menos largo. El proceso de enamoramiento y encuentro personal ha ido haciendo crecer una presencia mutua. Es un proceso de unión en las aficiones, en las aspiraciones, en los valores fundamentales.
El matrimonio se define tradicionalmente como relación fiel y exclusiva de un hombre y una mujer. La exclusividad, de uno con una, se opone a la poligamia y a la poliandria. Es una característica que califica la intimidad, la totalidad, la definitividad del amor conyugal.
Cada día nos llegan noticias sobre el matrimonio a través de distintos medios y procedentes de distintas fuentes. Las noticias que más abundan son las de la beautiful people. Están en todos los saraos del cine, de algunos programas de televisión.
El matrimonio se define tradicionalmente como relación fiel y exclusiva de un hombre y una mujer. La exclusividad, de uno con una, se opone a la poligamia y a la poliandria. Es una característica que califica la intimidad, la totalidad, la definitividad del amor conyugal.
oy quiero poner de relieve la importancia de la formación dentro del matrimonio. En las otras formas de vida cristiana, a saber, vida consagrada y vida sacerdotal, existen programas de formación permanente. Se parte de la convicción de que la fidelidad vocacional es un proceso continuado y contrastado. El crecimiento humano y espiritual no se puede dar por descontado. Hay que incentivarlo, motivarlo, acompañarlo, retomarlo cuando se ha dejado, debido a la rutina o a la desilusión.
Modelo para la celebración de los aniversarios matrimoniales.
Es un dato curioso del evangelio de San Juan. Jesús está conversando con la mujer samarita: Le ha pedido de beber. A cambio, Jesús intenta mostrarle el agua que sacia realmente la sed existencial, más allá de la física. La samaritana tiene que entender que el que le pide agua es el mismo que calma su sed. En ese intento Jesús dice a la mujer samaritana que llame a su marido. Y Jesús le recuerda que ha tenido cinco, y que el que tiene en ese momento no es su marido.
El amor matrimonial se configura en un proyecto de vida. Nace del encantamiento y la pasión que lleva al encuentro y conocimiento personal. La experiencia del encuentro saca de la soledad, singulariza a partir de la pandilla y de la familia. Cada uno llega a ser único para el otro.
El clima primaveral con el nacimiento de la vida, con sus perfumes y su luz, sintoniza nuestro cuerpo con las energías más positivas y vitalizadoras de la existencia.
Las noticias de la violencia machista nos escandalizan y nos duelen por su crueldad y por su frecuencia. Resulta difícil de explicar cómo es posible que historias de amor terminen en historias de odio y de muerte. No hay estadísticas, pero sería interesante saber qué clase de relación hay tras esas denominaciones frecuentes en el contexto de la violencia: expareja, exmarido, examante.
Vivimos en la sociedad de la información. Estamos “enredados” en múltiples redes sociales. Transmitimos muchos mensajes. Recibimos muchos mensajes. Resulta sorprendente y patética la imagen de un grupo de personas sentadas alrededor de una mesa y cada uno comunicándose a distancia mediante el móvil. Vivimos inundados de información, tanta que es imposible de digerir mínimamente. Además se trata de informaciones parcializadas, interesadas; nos trasmiten visiones subjetivas de la realidad.
De entrada, parece ser una pregunta impertinente. Naturalmente que dura para toda la vida. “te quiero a ti, me entrego a ti me comprometo contigo…. todos los días de mi vida”. En la entraña del amor conyugal reside la totalidad de la vida y de su tiempo.
Es un buen ejercicio. Se trata de ir creciendo en intimidad y en responsabilidad al mismo tiempo, sea en una relación conyugal, de amistad, de fraternidad. La construcción de cualquiera de estas relaciones requiere “trabajo fino”. Cada uno somos los gestores de nuestra vida. Cada uno somos responsables de gestionar nuestras necesidades humanas relacionales.
Las tres palabras. Son tres palabras de tres y cuatro sílabas. Pero valen un mundo. No por sí mismas. Valen cuando caracterizan comportamientos dentro de una relación. Sobre todo si se trata de una relación conyugal. El Papa Francisco lo recuerda con frecuencia.
Palabras que riman. Realidades que difieren. Símbolos que se contraponen. Al caracol se mueve despacio sobre sí mismo y con la casa a cuestas; el girasol se mueve siguiendo la luz y del calor; se activa por la mañana al aparecer el sol en el horizonte.