En el exilio
Yendo más allá de los errores y las debilidades
“Lo excusable no necesita ser excusado y lo inexcusable no puede ser excusado”. Michael Buckley escribió esas palabras y contienen un importante desafío. Siempre intentamos excusar lo que no necesitamos excusar y siempre intentamos excusar lo inexcusable. Ninguna de las dos cosas es necesaria. Ni útil.
La experiencia mística y la gente común
¿Qué tipo de cosas ayudan a inducir el misticismo en nuestras vidas? Me hicieron esa pregunta recientemente y esta fue mi respuesta inmediata, no reflexionada: lo que te haga llorar, ya sea en una pena genuina o en una alegría genuina; pero esa respuesta se basaba en muchas cosas.
La última tentación
"La última tentación es la mayor traición: Hacer lo correcto por la razón equivocada". T.S. Eliot escribió esas palabras para describir lo difícil que es purgar nuestras motivaciones de preocupaciones egoístas, hacer cosas por razones que no tienen que ver en última instancia con nosotros mismos.
La invitación al coraje
El coraje no es uno de mis puntos fuertes, al menos no un género particular de coraje. La Escritura nos dice que mientras Juan Bautista crecía, se hacía fuerte en espíritu. Mi crecimiento fue algo diferente. A diferencia de Juan Bautista, mientras yo crecía, me volvía acomodaticio en espíritu.
La pornografía y lo sagrado
Los antiguos griegos tenían dioses y diosas para todo, incluso una diosa de la Vergüenza llamada Aidos. La vergüenza, para ellos, significaba mucho más de lo que normalmente significa para nosotros. En su mentalidad, vergüenza suponía modestia, respeto y una cierta reticencia necesaria ante cosas que debían permanecer privadas y ocultas.
Suicidio y melancolía
Ya no entendemos la melancolía. Hoy agrupamos juntas todas formas de melancolía en un solo manojo indiscriminado y lo llamamos “depresión”. Mientras los psiquiatras, los psicólogos y la profesión médica están haciendo mucho bien en favor del tratamiento de la depresión, algo importante se está perdiendo al mismo tiempo.
Aplastados y heridos: Entender el suicidio
Algunas cosas necesitan ser dichas, y dichas, y dichas de nuevo, hasta que ya no necesiten ser dichas más. Eso lo escribió Margaret Atwood. Lo cito aquí porque cada año escribo una columna sobre el suicidio, y generalmente digo lo mismo cada vez, porque ciertas cosas sobre el suicidio necesitan ser dichas repetidamente, hasta que tengamos una mejor comprensión de él.
¿Por qué permanecer en la Iglesia?
Hace varias semanas, después de dar una charla en una asamblea religiosa, la primera pregunta de la audiencia fue esta: ¿Cómo puedes seguir permaneciendo en una Iglesia que tuvo una parte tan importante en la creación y mantenimiento de escuelas residenciales para la colectividad indígena de Canadá? ¿Cómo puedes permanecer en una Iglesia que hizo eso?
¿Qué hay en el rostro de Dios?
Rezamos estas palabras con sinceridad. ¿Alguna vez las decimos verdaderamente a conciencia? ¿Podemos decir honradamente que las angustias que nos impulsan a arrodillarnos son un anhelo de ver a Dios?
Alegría: una señal de Dios
Sólo existe una verdadera tristeza: ¡no ser santo! El novelista, filósofo y ensayista francés Léon Bloy acaba su novela La mujer pobre con esa frase tan citada. He aquí una cita de Léon Bloy menos conocida que nos ayuda a entender por qué hay tal tristeza en no ser santo. La alegría es una señal segura de la vida de Dios en el alma.
¿Qué me está pidiendo el amor ahora?
Hace varios años, una compañera mía sufrió una aplastante decepción. Su tentación instintiva se orientó hacia la ira, hacia el cierre de una serie de puertas y retirarse. En vez de eso, herida en el espíritu, se hizo la pregunta: ¿qué me está pidiendo el amor ahora?







