
En el “Aire” de Dios.
Desde que el Concilio Vaticano II enumeró los ámbitos de nuestra educación cristiana, -coinciden con los ámbitos de nuestra salvación-, la manera de entender y conducir la pedagogía hacia la interioridad, ha de cambiar.
Abandonándolo todo en las manos de Dios. Recuerda que es Padre-Madre en el amor, que todo lo recibe, todo lo perdona, todo lo ilumina, todo lo salva.
Desde que el Concilio Vaticano II enumeró los ámbitos de nuestra educación cristiana, -coinciden con los ámbitos de nuestra salvación-, la manera de entender y conducir la pedagogía hacia la interioridad, ha de cambiar.
La oración no se hace; se recibe. Y sin embargo, persistimos en una manera equivocada de lenguaje, la de ‘hacer oración Y aunque parece una ingenuidad perdonable, es una barrera que, en otro momento del proceso interior, impide el progreso en la oración, lo malinterpreta, lo rechaza.
“El hombre sólo se puede comprender a partir de Dios, y sólo viviendo en relación con Dios, su vida será verdadera. () Puesto que ser hombre significa esencialmente relación con Dios, está claro que incluye también el hablar con Dios y el escuchar a Dios”. (Joseph Ratzinger)
La oración no se hace; se recibe. Y sin embargo, persistimos en una manera equivocada de lenguaje, la de hacer oración'. Y aunque parece una ingenuidad perdonable, es una barrera que, en otro momento del proceso interior, impide el progreso en la oración, lo malinterpreta, lo rechaza.
Alguien preguntaba a alguien: ¿qué te impide cruzar el umbral? y señalaba al cuerpo. Y es que el cuerpo, hoy, es una formidable frontera porque refleja toda la problemática mental y la mente es el ver dadero obstáculo.
La fe es como la pantalla de gracia que Dios nos hace, para no ser destruidos por su gloria, antes de que nos capacite para afrontarla, ‘cara a cara’ (Ap 22,4), conociéndolo como es (Jn 3,2).
Los teólogos, siempre atentos al lenguaje para hablar de Dios, a veces no caen en la cuenta de que el lenguaje sobra cuando se habla de Dios. En su manera, en el fondo ingenua de referirse a la fe, enredada en palabras técnicas, dice que hay una fe ‘quae’, que es aquello en lo que creemos y la llaman fe objetiva; y una fe ‘qua’ que apunta a la calidad y la hondura con la que cada cual cree.
El cuerpo ha de reflejar el silencio del alma, esencialmente religiosa; ha de ser llegar a ser, y cada vez más, lugar de la gloria de Dios; lugar de oración, y parte de nuestra relación de amor…
¡Comienza por tu cuerpo! ¡Buen consejo...!, aunque entiendo que puede ser el colmo para personas que viven ‘desencarnadas’. Cambiar el modelo de nuestro pensar el cuerpo puede ser oportuno; puede facilitar una inteligente pedagogía de recuperación. Dios nos quiere enteros, en cuerpo y alma (1 Ts 5,23; GS 3).
Desde que el Concilio Vaticano II enumeró los ám¬bitos de nuestra educación cristiana, -coinciden con los ámbitos de nuestra salvación-, la manera de en¬tender y conducir la pedagogía hacia la interioridad, ha de cambiar.
Hay que liberarse del sentido del tiempo, más bien de la sensación del tiempo y de la prisa, que lo acelera o lo retrasa. Y todo con un propósito más allá de una mera elaboración psicológica. Lo queremos hacer para estar con Dios, sin prisa y sin angustia.
Muchos pseudos-aspirantes únicamente parecen felices, no cuando están bien, sino cuando no advierten lo mal que están. Comentando al escritor Katka, un crítico literario afirmaba que Katka hablaba con la locura.
Cuando alguien, decidido a recorrer el 'camino' de la interioridad, pregunta: ¿Qué tengo que hacer?, seguramente no espera algo tan desconcertante como: 'Siéntate y no hagas nada '.
Hay que recuperar al hombre y ayudarle a entrar en ese no tiempo del que habla Juan de la Cruz. Es el lugar de aprendizaje más definitivo. No aprendemos cuando acumulamos saberes -lo que requiere tiempo-; aprende cuando olvida lo que sabe...
Cuento, filosofía, teología se entrelazan para trazar el mapa de nuestra nostalgia: ir más allá del espejo, ir más allá de las palabras, ir más allá de sí mismo ... y hasta más allá del tiempo. ¡Requiere explicación!
Tenemos prisa, más ante Dios. Como no vemos nada ... Es fácil pretender darle a Dios nuestros modales humanos y creer que lo entendemos.
Una forma de espacio, aunque elemental, puede ser la llamada relajación, hoy tan trivializada. Asumida desde la fe, es descanso, y un relativo espacio abierto al amor de Dios; un espacio en la propia corporalidad
El P. Miguel Romero ofrece gratuitamente a los lectores de Ciudad Redonda su libro "Encuentro con la Palabra", en él nos ofrece comentarios a la lecturas bíblicas de Laudes y Vísperas.
Te ofrecemos en Ciudad Redonda el primero de una serie de libros publicados por el P. Miguel Romero Taboada, misionero claretiano, en los que se ofrecen materiales para enriquecer el rezo de la liturgia de las horas.
'Desde mi ventana', aunque real y cierta, en este caso es una metáfora útil, que me permito. Por ella miro la noche, los campos, la calle, los cambios del tiempo, toda la meteorología; la abro o la cierro; juego con ella.