La interioridad está relacionada con la persona misma de Jesús, hombre perfecto: de lo que se trata es de ‘transformarse en imagen de Jesucristo’

La interioridad está relacionada con la persona misma de Jesús, hombre perfecto: de lo que se trata es de ‘transformarse en imagen de Jesucristo’
Palabras que María podría dirigir a su Hijo-Niño, cuando lo tiene en brazos.
De la proximidad existencial al Jesús niño y al empequeñecimiento de Dios, brotará amor a la niñez y a cada niño. Un tal amor será anticipo de aquella felicidad en la que entró por siempre Jesucristo. El mismo nos lo sigue recordando: «Quien acoge a un ni
El Espíritu vino sobre María, y todos los hombres descubrimos la humanidad y la jovialidad de nuestro Dios.
María por sí sola puede no ser madre. Su misma virginidad es incapaz de ello. Sólo la actuación creadora del Espíritu, la hace posible.
El verdadero creyente es el pobre, el que reconociendo la propia limitación ha situado el centro de su existencia fuera de sí.
Cuando Dios se revela hay que prestarle la obediencia de la fe, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios. Esta descripción de lafe encontró una realización perfecta en Maria (RM, 13).
En la anunciación, Maria se ha abandonado en Dios completamente, manifestando la obediencia de lafe a aquel que le habla a través de su mensajero y prestando el homenaje del entendimiento y de la voluntad (RM, 13)
Maria, que… se ha encontrado en el centro mismo de los mescrutables caminos y de los insondables designios de Dios, se conforma a ellos en la penumbra de la fe, aceptando plenamente y con corazón abierto todo lo que está dispuesto en el designio divino (RM, 14).
Maria durante muchos años permaneció en intimidad con el misterio de su hijo y avanzaba en su itinerario de fe, a medida que Jesús progresaba en sabiduría, en gracia ante Dios y ante los hombres. La primera de las criaturas humanas admitida al descubrimiento de Cristo era Maria, que vivía con José en la casa de Nazaret (RM, 17).
El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a Maria, dado que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el hijo cumpliró su misión, es decir, en la incomprensión y en el dolor… Le revela que deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de lafe al lado del Salvador que sufre y que su maternidad será oscura y dolorosa (RM, 16).