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¿Puede la tierra gritar?

¿Puede la tierra gritar?

¿La tierra siente dolor? ¿Puede gemir y gritar a Dios? ¿Puede la tierra maldecirnos por nuestros crímenes? Parecería que sí, y no sólo porque lo dicen los ecologistas, los moralistas y el Papa Francisco. La misma Escritura parece decirlo.

La ley de la gravedad y el Espíritu Santo

La ley de la gravedad y el Espíritu Santo

Dios está cargado eróticamente y el mundo está dolorosamente apasionado; de ahí que se abracen uno a otro en mutua atracción y filiación. El filósofo judío Martin Buber hizo esa afirmación, y aunque parece repetir perfectamente una frase del párrafo inicial de la autobiografía de san Agustín (“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”) insinúa algo más.

Alcanzar nuestro máximo en nuestra fe

Alcanzar nuestro máximo en nuestra fe

La complejidad del ser adulto, inevitablemente, mata la ingenuidad de la niñez. Y es verdad también en lo referente a nuestra fe. No que nuestra fe sea una ingenuidad. No lo es.

Suicidio: redimir la memoria de un ser querido.

Suicidio: redimir la memoria de un ser querido.

Hace un año, virtualmente cualquiera que le conociera se sorprendió por el suicidio del más preminente teólogo hispanoamericano que ha habido hasta el momento; Virgilio Elizondo.  Además, Virgilio no fue únicamente un teólogo pionero muy capacitado, sino también un amado sacerdote y un cálido, confiable amigo para incontables personas.

Los ángeles y la ciudad

Los ángeles y la ciudad

Hace varios años, Hollywood hizo una película, City of angels, sobre un ángel llamado Seth, cuyo quehacer era acompañar a la  vida futura a los espíritus de los recientemente fallecidos. En tal misión, esperando en un hospital, se enamoró de una joven y brillante cirujana.

El desafío del Evangelio a gozar de nuestras vidas

El desafío del Evangelio a gozar de nuestras vidas

El gozo es un infalible indicio de la presencia de Dios, de igual manera que la cruz es un infalible indicio del discipulado cristiano. ¡Qué paradoja! Y Jesús tiene la culpa. Cuando ojeamos los Evangelios vemos que Jesús sobresaltó a sus contemporáneos de maneras aparentemente opuestas.

Entender la gracia más profundamente

Entender la gracia más profundamente

La señal de la genuina contrición no es una sensación de culpa,  sino un sentimiento de dolor, de pesar por haber tomado un giro equivocado; igual que la señal de vivir en gracia no es una sensación de nuestro propio mérito, sino un sentimiento de ser aceptados y amados a pesar de nuestra indignidad. Estamos sanos espiritualmente cuando nuestras vidas están marcadas por la sincera confesión y la sincera alabanza.

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