Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Ninguna comunidad tendría que subestimar sus muertes. Es Mircea Eliade quien dijo eso. Lo que subraya su sabiduría aquí es la verdad de que aquello que dejamos de celebrar, pronto dejaremos de apreciar.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
Vivo a ambos lados de una frontera, no geográfica sino una que separa el banco de la iglesia de las salas de sesiones académicas de teología. Fui educado como católico romano conservador. A pesar de que mi padre colaboró políticamente en el Partido Liberal, la mayor parte de mi educación fue conservadora, particularmente lo tocante a la religión.
Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.
A veces somos lo más útiles y vivificantes en los precisos momentos en que nos encontramos lo más desamparados. Todos hemos estado en esa situación. Asistimos a un funeral y no encontramos nada que decir para mitigar la pena de alguien que ha perdido a un ser querido. Nos sentimos torpes e impotentes.
En el verano de 1854, el presidente de Estados Unidos, Franklin Pierce, envió a Isaac Stevens para ser gobernador del territorio de Washington, una superficie de tierra controlada por el gobierno federal. El gobernador Stevens convocó a un encuentro de jefes nativos para tratar de la tensión entre el gobierno de Estados Unidos y los nativos.
De niño, me enseñaron que tenía un ángel de la guarda, un verdadero ángel dado por Dios para acompañarme por todas partes y protegerme de todo peligro. Recuerdo una estampa piadosa que me dio mi madre y que mostraba a un niño pequeño jugando peligrosamente junto al borde de un acantilado y a un ángel protegiéndolo allí.
En la novela de Walker Percy Amor en las ruinas (1971), su protagonista es un psiquiatra llamado Tom More. More es un católico romano que ya no practica su fe, aunque todavía cree. Así es como describe su situación: “Creo en Dios y todo lo que eso conlleva, pero las mujeres son lo que más amo, después la música y la ciencia, lo siguiente el whisky, a Dios en cuarto lugar, y a mi prójimo apenas nada. … Aun así, todavía creo”.
Necesitamos orar aun cuando eso parezca hacer la cosa con menos vida. Ese es un consejo de Michael J. Buckley con el que necesitamos desafiarnos diariamente. Ante la vida real, la oración puede parecer con frecuencia la cosa con menos vida. ¿Qué supone hacer oración?
Hace hoy veinte años, tratando de digerir los acontecimientos del 11 de septiembre, escribí esta columna. Dos décadas después, mi reacción es la misma. Aquí está la columna.