Evangelio Seglar para el Domingo 12 de mayo de 2024 (Ascensión)

10 de mayo de 2024
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PRIMER PASO: LECTIO [¿Qué dice el texto?]

Lectura del santo evangelio según Marcos 16,15-20

Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios

Conclusión del santo evangelio según san Marcos: En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.» Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

NOTAS BÍBLICAS

El evangelio de Marcos terminaba originalmente en 16,8 con la huida de las mujeres del sepulcro tras el encuentro con un ángel que les proclamó la resurrección de Jesús. Ellas «no dijeron nada a nadie porque tenían miedo»; es la última frase de este libro.

Posteriormente se le añadieron epílogos, imitando a los otros dos evangelios sinópticos -Mateo y Lucas-, del que se conocen dos, uno largo y otro corto. El primero es el reconocido por la Iglesia como palabra de Dios. Forman los versículos 9 al 20.

La primera parte narra apariciones del Resucitado: a María Magdalena, a dos discípulos (se pueden identificar como los de Emaús) y finalmente a los Once; ello del versículo 9 al 18, del que la lectura de hoy tomar los tres versos finales, empezando abruptamente en mitad de la aparición a los Once, que empieza el versículo anterior.

A la liturgia de este domingo le interesa los versículos finales de Marcos, 19-20, particularmente el primero que narra sucintamente la ascensión del Señor: «El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios»

El mismo hecho es narrado también sólo por Lucas, al final de su Evangelio (24,51) y al comienzo de sus «Hechos» (1,9), con parecidas palabras sobre su «subida» al cielo, como en Marcos, en una visión espacial que considera que el cielo es un lugar que está «arriba» al que Jesús se traslada físicamente, como se hace en la tierra para ir de un sitio a otro.

El puesto a la derecha del personaje central de una asamblea es el más importante. Es frecuente en el Nuevo Testamento y en la Iglesia el recuerdo del Salmo 110 (109), 1: «Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, mientras yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies».

En el libro de los Hechos y en las cartas hay varias referencias a Jesús sentado a la derecha de Dios.

SEGUNDO PASO: MEDITATIO: ¿Qué nos dice el texto?

Distintos laicos hacen una breve sugerencia para la vida seglar. Cada uno contempla el Evangelio desde una dimensión de la vida laical.

DESDE LA ESPERANZA

(Mujer, soltera, trabaja, catequista, pertenece Movimiento Seglar)

No sé si echaré demonios en nombre de Jesús, no creo que hablé ninguna lengua nueva y sólo de pensarlo me da asco lo de coger una serpiente con mis manos. Tampoco soy inmune por lo que si bebo su veneno mortal seguro que me hace daño. Y por supuesto, incapaz de sanar a una persona enferma sólo con mis manos.

Sin embargo, si he escuchado a personas atormentadas y he ayudado a calmarlas, a sentirse mejor consigo mismas. Sin saber cómo he sido capaz de hablar delante de persona y dar testimonio que ha llegado, porque así me lo han transmitido y agradecido. Serpientes en mis manos no he tenido, pero si que me he visto realizar cosas que pensaba que no era capaz de llevarlas a cabo. También he salido ilesa de situaciones que… “uf, pa’ haberse matao”. Y he pasado mucho tiempo acompañando a enfermos y dándoles alegría, esperanza, consuelo…

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”.

No sólo siendo catequista trato de transmitir la Buena Noticia, pienso y creo que también con todo lo anterior lo hago. Y es que cuando sientes dentro de ti la felicidad de sentirte Amada y Querida tal cómo eres, ese gozo no se puede callar y hay que compartirlo.

Soy muy consciente, que no estoy sola, y que no hago lo que hago por mi misma, que es la fuerza de Jesús. El Espíritu Santo es mi motor, consuelo, esperanza. Sin Él, no sería capaz de hacer nada de lo anterior.

ORANDO EN EL DÍA A DÍA

(Mujer, casada, dos hijos, trabaja, pertenece Movimiento Seglar)

‘Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación’. Este mandato ha estado resonando de fondo en muchos momentos de esta Pascua. Me dice, sal de tu comodidad, de tus miedos, de tus pecados: ‘Yo estoy contigo’, pero tienes que salir a anunciar la Buena Noticia, sin más reparos. Si los discípulos, después de haber pasado por tanto miedo, temor, confusión, dudas…pudieron ir ‘a todas partes’…¿Por qué me cuesta tanto a mí? Si su misión ha perdurado hasta hoy, ¿por qué no me creo que el Señor puede actuar a través de mí? Ante estas preguntas, ante este evangelio, en la oración, descubro, que nada he de temer. Que Él está conmigo. Que mi misión está en casa, anunciado su Palabra a mis hijos, y ayudándoles a conocerle y reconocerle. Que mi misión está en mi trabajo, anunciando por mis obras y cuando sea oportuno por mi palabra, el Señor me acompañará. Descubro que mi misión está en el día a día, en las cosas pequeñas. Como María me siento llamada, a actuar desde el silencio y con todo el corazón. Como María me siento pequeña, y solo pido poder decir ‘si’ a su mandato, como Él espera de mí.

TERCER PASO: ORATIO: ¿Qué nos hace decir el texto?

(Hombre, casado, pertenece a movimiento cristiano)

PROCLAMAD EL EVANGELIO

Señor, irradiar amor.
Humilde y sinceramente.
Irradiar amor que tanta falta hace
en estos tiempos de soledad,
de recelos,
de tanta herida emocional
con tanta dificultad para ser curada.

Señor, irradiar amor.
Irradiar compañía.
Irradiar capacidad de acogida.
Irradiar escucha entrañable.

Señor, irradiar fe.
Con autenticidad y con valentía.
Irradiar fe en la capacidad de amar del ser humano,
capacidad inserta en ti,
en tu poder,
en tu presencia, en tu amor.

Señor, irradiar fe.
Irradiar la convicción de que ya ha empezado la salvación.
Irradiar la certeza de que tu amor nunca nos dejará solos.
Irradiar la seguridad de que tus palabras son palabras de vida eterna.

Señor, irradiar esperanza.
Con inteligencia y con abnegación.
Irradiar esperanza de que ningún gesto de amor y de fe será en vano,
irradiar esperanza en que llevarás razón definitivamente,
misteriosamente,
amorosamente.
Señor, irradiar esperanza que nos haga sonreír ante la vida,
pase lo que pase,
nos pase lo que nos pase.

Señor, irradiar la serenidad del silencio orante,
irradiar la capacidad de poder estar en tu presencia,
irradiar la sensibilidad religiosa que nos hace crecer
en santidad,
en profecía,
en comunión.

Señor, irradiar la sensibilidad religiosa
que nos enriquece en las mejores cualidades humanas,
que nos eleva de los lodos del egocentrismo,
que nos transfigura en seres que mejoran el mundo por donde pasan.

Señor, irradiar perdón.
Irradiar perdón que libera,
perdón que regenera,
perdón que nos reconcilia
con lo mejor del ser humano:
la capacidad de comunión,
la capacidad de cuidar la vida,
la capacidad de ser instrumentos del reino de Dios.

Señor, irradiar perdón
como tú nos perdonas…
tantas y tantas veces somos
como la adúltera,
como el ciego,
como el hijo pródigo.

Señor, irradiar misericordia,
tu misericordia inagotable
que atraviesa los siglos,
que nos restaura en nuestras fragilidades
que nos reconforta en nuestros peores momentos.

Señor, irradiar hambre y sed de justicia.
Irradiar esa indignación ética,
esa indignación profética,
esa indignación que surge de las entrañas profundamente humanas
golpeadas por el daño evitable
que algunos seres humanos nos provocamos unos a otros.

Señor, irradiar la pasión por el reino,
la pasión por tu deseo de que todos tengan vida y vida en abundancia,
la pasión por los más vulnerables y vulnerados de la tierra.

Señor, irradiarte.
Señor, hacerte presente.
Señor, santificar el mundo.

Amén. Aleluya. Aleluya. Aleluya.

CUARTO PASO: CONTEMPLATIO ¿Quién dice el texto?

(Autorizado por el autor, Fano en www.diocesismalaga.es)

Fano - Dia de las comunicaciones sociales.

 

ÚLTIMO PASO: ACTIO ¿A qué nos lleva el texto?

(Hombre, 3 hijos, trabaja, pertenece a comunidad cristiana y movimiento seglar)

En el día de la Ascensión de Jesús, en su despedida física, les pide a sus discípulos que sean ellos los testigos de lo vivido con Él. Es una gran responsabilidad, imaginemos por un momento que, por miedo, por timidez, por pereza…, a los discípulos les hubiera dado por ser una «comunidad estufa», que se hubieran quedado anclados en sus rezos, su formación, sus debates, sus cositas…y se hubieran guardado ese gran tesoro para sus adentros. Ninguno de nosotros hoy conocería la Buena Noticia. Adoraríamos a nuestros dioses, el dinero, el poder, la popularidad, a nuestra persona…cosas que a la larga sabemos no conducen a la plenitud, a la felicidad.

Cuando dice: el que crea, se salvará y el que se resista a creer se condenará, no lo veo sólo como el juicio final en el final de nuestros días, sino que ya en esta vida podemos pasarla como un suplicio, condenados a ser seres sin esperanza, viviendo cada día apáticamente, arrastrándonos por la vida o en cambio, gozar de una vida plena, capaces de sobreponernos a los dolores de la vida, a saber morir para vivir, a disfrutar del amor fraterno entre nosotros, a no tener sed del agua terrenal que no es capaz de saciar…

Es un motivo de gran alegría que el Señor haya pensado en nosotros para revelarnos su mensaje. Fue Él quien nos eligió, como hizo con sus discípulos. Nos enseñó, a través de personas que puso en nuestro camino, a conocerlo. Hemos crecido en la fe gracias a que hemos obtenido la fuerza para amar a Dios en el hermano. Sinceramente, al menos yo, me siento muy afortunado porque el Señor me eligiera, no es motivo tampoco de orgullo porque en muchas ocasiones experimento que la fuerza para llevar a cabo lo que hago por los hermanos me la da Dios (siempre que meto la pata es porque me siento autosuficiente).

Por eso, el mandato de «Id al mundo entero y Proclamad en Evangelio a toda la creación» lo siento como si hubiese sido uno de aquellos discípulos. Siento la misma responsabilidad que ellos, porque he recibido mucho y por tanto no me lo puedo quedar. Muchas veces no sé cómo hacerlo, pero al menos, sé que debo ser una persona íntegra, que con mi ejemplo de servicio al hermano sea testigo y testimonio del Amor que he sentido en mi vida.

Devolver la dignidad a tanta persona que se siente sola, pobre, desamparada, triste, agobiada…debe ser mi lema de cada mañana al salir de casa.

Hoy siento en definitiva, una gran responsabilidad a la que no puedo dar la espalda. Le pido a Dios la fuerza para superar mis miedos al ridículo, a la incomprensión, a que no me comprendan…pero como dice el Papa Francisco: prefiero cristianos heridos, que se equivoquen al salir a la calle, a cristianos encerrados y amilanados por sus miedos que se guarden el tesoro del descubrimiento de Dios Amor para ellos mismos.

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