Lo que los evangelios y Jesús subrayan es su soledad moral, el hecho de que él se sentía solo, traicionado, humillado.
 
                                                             
                                                            Lo que los evangelios y Jesús subrayan es su soledad moral, el hecho de que él se sentía solo, traicionado, humillado.
 
                                                            Para creer realmente que Dios nos ama incondicionalmente, primero tenemos que matar unos cuantos ‘cananeos’.
 
                                                            La imagen que tenemos de nosotros mismos es demasiado frágil como para permitirnos hacer nada realmente grande.
 
                                                            Para llegar propiamente a la Pascua, tiene que haber primero un tiempo de desierto, cenizas, tristeza y llanto.
 
                                                            La fe no es simplemente el sentimiento, de que Dios existe, es un compromiso, una entrega a una forma de vivir.
 
                                                            Hay diferentes clases de soledad y diferentes clases de intimidad. Y sentimos malestar en muchas partes.
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