Todos años, la revista Time reconoce a alguien como “Persona del Año”. El reconocimiento no es necesariamente un honor; se da a la persona a quien Time juzga haber sido el creador de la noticia del año, por bien o por mal. Este año, en vez de elegir a un individuo para concederle el título de creador de la noticia del año, se reconoció a una categoría de personas, las Silence Breakers, esto es, mujeres que han hablado claro por haber experimentado acoso sexual y violencia sexual.
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El temor de Dios como sabiduría
¿Por qué ya no predicamos más sobre el fuego del infierno? Es una pregunta que frecuentemente se hacen hoy muchas personas religiosas sinceras a quienes preocupa que demasiadas iglesias y demasiados sacerdotes y ministros han suavizado el pecado y son super-generosos al hablar de la misericordia de Dios.
La verdadera tragedia del pecado
La verdadera tragedia del pecado es que, con frecuencia, aquel contra el que se peca se convierte al fin en pecador, infligiendo a otros lo que primero le infligieron a él. Hay algo perverso en nosotros, por lo cual, cuando pecan contra nosotros, tendemos a absorber el pecado, junto con la enfermedad de la que emanó, y luego combatir para no actuar de esa misma manera enferma.
Reticencia y secreto como virtud
En toda gente sana hay una natural reticencia a revelar demasiado de sí misma y una consiguiente necesidad de guardar secretas ciertas cosas. Demasiado frecuentemente juzgamos esto como una insana timidez o -peor- como ocultación de algo malo.

No tomar en serio la verdad
Puede resultar bastante descorazonador ver las noticias estos días. Nuestro mundo está lleno de odio, intolerancia, racismo y sobre-estimulada avaricia y ego. La brecha entre ricos y pobres está ampliándose, y el desatino, el sinsentido y la violencia acontecen diariamente. Uno vive con esperanza, pero sin mucho optimismo.

La cercanía de Dios
Existe hoy un creciente cuerpo de literatura que narra la experiencia de personas que estuvieron clínicamente muertas durante un periodo de tiempo (minutos u horas) y fueron reanimadas médicamente y vueltas a la vida.
Nuestra timidez ante la abundancia de Dios
Mi juventud tuvo sus fortalezas y sus debilidades. Crecí en una casa de campo en el corazón de las praderas canadienses, inmigrante de segunda generación. Nuestra familia era numerosa, y la pequeña casa de campo en que vivimos nos dio lo suficiente para seguir viviendo, aunque no más.
Venga tu Reino, pero aún no
A un amigo mío le gusta reírse de sus peleas a propósito del crecimiento. “Cuando yo estaba en la década de mis veinte años -se mofa- me imaginé que, para cuando tuviera cuarenta, habría crecido lo bastante para desprenderme de mis malos hábitos.
Recelar de nuestra propia madurez
Nuestros cuerpos y nuestras almas tienen por separado su proceso de madurez, y no siempre están en armonía. Así, T. E. Laurence, en “Los siete pilares de la sabiduría”, hace este comentario sobre alguien: “Tenía miedo de su madurez conforme profundizaba más, con su maduro pensamiento y acabado arte, pero a la que le faltaba la poesía de la infancia para hacer vivo un final completo de la vida… su condicionada y mortal alma madurando más rápidamente que su cuerpo, iba a morir antes que él, como la mayoría de las nuestras”.
Diez secretos para alcanzar la felicidad
Todos nosotros alimentamos nuestro propio sueño secreto de lo que nos traerá la felicidad, y con frecuencia esa fantasía está en lucha con lo que conocemos ser verdadero a un nivel profundo. ¿Qué es lo que nos hará felices?
Caminar sobre las aguas y hundirse como una piedra
La fe no es algo que se pueda conseguir con facilidad. No es algo que se fije en tu vida como un hecho consumado. La fe funciona de esta manera: algunos días caminas sobre las aguas y otros días te hundes como una piedra. La fe invariablemente te abre el camino a la duda antes de que recobres tu confianza, y entonces se pierde de nuevo.