Tenemos miedo de estar solos y en silencio durante un tiempo suficiente para adentrarnos en el corazón de las cosas.
Tenemos miedo de estar solos y en silencio durante un tiempo suficiente para adentrarnos en el corazón de las cosas.
Entendida correctamente, la ‘noche oscura’ no consiste en un fallo de nuestra fe, sino en un fallo de nuestra imaginación
Siempre es arriesgado intentar usar una novela para tratar de promover, aunque sea de modo sutil, alguna idea política o religiosa.
Cuando esté imitando auténticamente a Cristo, me sentiré «débil» de la misma manera que Cristo se sintió débil.
Llamar a algo propiamente por su nombre es también una forma de oración. Jesús llamó a esto ‘leer los signos de los tiempos’.
Es difícil dar la talla, nunca hacemos lo suficiente, y lo que hacemos nunca lo hacemos bien del todo.
Somos un pueblo obsesionado con la apariencia, con la imagen. Para nosotros, por lo general, es más importante parecer bueno que efectivamente serlo, parecer sano que estar sano, decir cosas correctas y apropiadas que hacerlas y practicarlas.
En todas partes se nos advierte sobre los peligros de hacer algo simplemente porque es un deber, que hay algo que va mal cuando los movimientos del amor, oración o servicio se vuelven rutinarios. ¿Por qué hacer algo si no tienes puesto en ello tu corazón?
Después de que Jesús alimentó a una muchedumbre de más de cinco mil hombres con dos panes y cinco peces, pidió a sus apóstoles que recogieran las sobras, esparcidas aquí y allá en el suelo.
Hace veintiocho años, cuando comencé a redactar esta columna, escribí un trabajo que titulé “Atando y desatando dentro del Cuerpo de Cristo”. Entre todos los artículos que he escrito en todo este tiempo, éste fue probablemente el que más reacciones provocó.
No todos pueden explicar lo que significa para ellos la cruz o por qué decidieron llevarla; pero la mayoría siente básicamente que es un símbolo, quizás el símbolo más fundamental de profundidad, de amor, de fidelidad y de fe.