Para creer realmente que Dios nos ama incondicionalmente, primero tenemos que matar unos cuantos ‘cananeos’.
Para creer realmente que Dios nos ama incondicionalmente, primero tenemos que matar unos cuantos ‘cananeos’.
La imagen que tenemos de nosotros mismos es demasiado frágil como para permitirnos hacer nada realmente grande.
Para llegar propiamente a la Pascua, tiene que haber primero un tiempo de desierto, cenizas, tristeza y llanto.
La fe no es simplemente el sentimiento, de que Dios existe, es un compromiso, una entrega a una forma de vivir.
Hay diferentes clases de soledad y diferentes clases de intimidad. Y sentimos malestar en muchas partes.
Todos nos esforzamos en proyectar una determinada imagen, en nuestra sociedad eso tiene un nombre: ser ‘frío’.
Al comenzar el nuevo año 2011, llenos de esperanza y de nuevos propósitos, he aquí diez mandamientos que pudieran servirnos oportunamente mientras caminamos por el largo trayecto de la vida.
Hace más de dos mil quinientos años, Moisés nos dio los Diez Mandamientos. Desde entonces los siglos no han podido ofrecernos, a pesar del movimiento cultural de la Ilustración, ni una sola razón para dudar de la validez e importancia de cualquiera de esos preceptos.
En la historia de Navidad, hemos vilipendiado y satanizado al dueño de la posada, que rechazó a María y a José, sin dejarles otra opción que cobijarse en un establo y la lección que sacábamos de esto era la necesidad de una mayor hospitalidad en nuestra vida.
Somos seres humanos, no ángeles, y la naturaleza y el instinto conspiran para que fijemos nuestra mirada y nuestro deseo en esta tierra. Lo que nuestros corazones anhelan intensamente son de hecho las personas y cosas de este mundo.
¿Por qué preservar el seno de una virgen para el nacimiento del Mesías? ¿Por qué esa obsesión con la pureza en la tradición cristiana?