¿Qué sucede cuando un evangelizador se atreve a responder, como Pedro: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar»?

¿Qué sucede cuando un evangelizador se atreve a responder, como Pedro: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar»?
En la iglesia se ora, expresión suprema del creer. En el hospital se cura, manifestación inteligible del amar. ¿Dónde, sin embargo, se yergue en nuestros pueblos un monumento a la esperanza?
El evangelizador no es un técnico de publicidad. No anuncia el mensaje a una masa anónima. El evangelizador es un experto en comunión…
¿Qué sucede cuando un evangelizador se atreve a responder, como Pedro: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy. En nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar»?
En la iglesia se ora, expresión suprema del creer. En el hospital se cura, manifestación inteligible del amar. ¿Dónde, sin embargo, se yergue en nuestros pueblos un monumento a la esperanza?
El evangelizador no es un técnico de publicidad. No anuncia el mensaje a una masa anónima. El evangelizador es un experto en comunión…