La viva es breve. El tiempo es oro. El tiempo huye. En nuestro tiempo vivimos de manera acelerada. El tiempo es escaso. Procuramos estirarlo, llevados de la enorme cantidad de estímulos que solicitan nuestra dedicación y tiempo.
La viva es breve. El tiempo es oro. El tiempo huye. En nuestro tiempo vivimos de manera acelerada. El tiempo es escaso. Procuramos estirarlo, llevados de la enorme cantidad de estímulos que solicitan nuestra dedicación y tiempo.
Es un mito griego. Habla de un matrimonio. Marido y mujer son ancianos. Y pobres. Se llaman Filemón y Baucis. Viven en una casa pobre, pero de puertas abiertas.
La pandemia está significando una puesta en cuestión de muchas rutinas y certidumbres de nuestras vidas. Habíamos dado por descontado el funcionamiento de muchos servicios; contábamos con muchas libertades. La pandemia ha afectado también de forma directa a la vida pastoral de las comunidades cristianas.
Cuando vivimos la difícil fidelidad nos surge espontáneamente la pregunta: ¿a qué quiero ser fiel? ¿Con qué me he comprometido en las promesas matrimoniales, en la profesión religiosa, en la ordenación presbiteral? ¿Con quién me he comprometido?
La cultura actual es un canto contra la duración, el largo plazo, la fidelidad. Elogia constantemente la bondad de los cambios. Ha logrado hacernos creer que lo nuevo, por el hecho de serlo, es mejor y más verdadero.
Pero la cuestión que se plantea es: ¿a qué ser fieles? ¿A quién? ¿A uno mismo, a la persona del cónyuge, a el proyecto matrimonial diseñado juntos? ¿A la palabra dada el día de la profesión religiosa o de la ordenación ministerial? ¿A la promesa hecha en presencia de la familia, los amigos, la comunidad cristiana?
En cierta ocasión se presentó el hombre ante el trono de Dios y le dijo: «¿qué te parece que es más duro, ser hombre o ser Dios?» – «Ser Dios es mucho más duro», respondió Dios. «Tengo que ocuparme de todo el universo, de los planetas, de las galaxias. Tú, en cambio, solo tienes que ocuparte de tu familia y de tu profesión».
Apuesto por contar historias de matrimonios estables y duraderos; los que viven una relación sexual y amorosa, los que se quieren, se ayudan, se motivan en el crecimiento personal, se acercan a su sueño de felicidad compartida, que los mantiene receptivos y activos.
La viva es breve. El tiempo es oro. El tiempo huye. En nuestro tiempo vivimos de manera acelerada. El tiempo es escaso. Procuramos estirarlo, llevados de la enorme cantidad de estímulos que solicitan nuestra dedicación y tiempo.
Es un mito griego. Habla de un matrimonio. Marido y mujer son ancianos. Y pobres. Se llaman Filemón y Baucis. Viven en una casa pobre, pero de puertas abiertas.
La pandemia está significando una puesta en cuestión de muchas rutinas y certidumbres de nuestras vidas. Habíamos dado por descontado el funcionamiento de muchos servicios; contábamos con muchas libertades. La pandemia ha afectado también de forma directa a la vida pastoral de las comunidades cristianas.