Comentario al Evangelio del domingo 22 de junio, Día del Corpus Christi.
No podemos vivir sin alimentarnos. Que se lo pregunten a todos los que, en el mundo, todavía hoy pasan hambre. Hambre de verdad.
Los primeros años de vida son la base para sentar una adecuada nutrición, una buena alimentación.
Pero no solo de pan vive el hombre. No solo somos cuerpo: necesitamos también nutrirnos en nuestro ser espiritual.
Por eso, el Día del Corpus Christi es el día de la presencia de Cristo en la Sagrada Forma, y es el Día de la Caridad: es decir, de la presencia de Cristo en la persona especialmente necesitada.
Porque Jesús no quiere que nadie pase hambre —ni material (Día de la Caridad, hoy), ni espiritual (Día del Corpus)—, porque Cristo es alimento para todos nosotros, alimento que nos lleva también a atender a los necesitados materialmente.
Cristo está presente, insistimos, en la persona necesitada (Día de la Caridad).
Cristo está presente en la presencia eucarística (Día del Corpus).
Y desde el siglo IX, la Iglesia celebra esta fiesta: el reconocimiento de Jesús presente en la Eucaristía.
Pero… ¿se puede adorar a Cristo en la Eucaristía y no atenderlo en la persona necesitada?
Por eso esta fiesta del Corpus está íntimamente unida al Día de la Caridad. Por eso Cáritas hace hoy una colecta extraordinaria, como la hace también en Navidad.
¿Hay hambre material en el mundo?
Sí, lamentablemente.
Pero también hay hambre espiritual, porque hay necesidades básicas en la persona que no están cubiertas.
Porque hay anemia espiritual: porque falta fe, falta paz interior, falta alegría vital, falta sentido de la vida, falta fortaleza.
Y cuando Dios no está presente, hay desnutrición en todos estos sectores.
“Comed y bebed” es la invitación de Cristo.
Necesitamos comer de este cuerpo para cristificarnos, para ser más Cristo.
Y este no es un pan para sobrevivir, sino para vivir en plenitud.
Y esa plenitud, y ese entrar en comunión con Cristo, nos lleva a atender a los más necesitados.
Pues gracias, Jesús, por estar con nosotros en la Eucaristía.
Gracias por estar presente.
Gracias por impulsarnos, también desde la Eucaristía, a atender a nuestros hermanos.
Gracias por quedarte con nosotros.
Feliz Día del Corpus Christi.