Todo lo que amo

Prefiero correr asustado con los asustados y llorar con ellos el efecto de las bombas. Prefiero sentir miedo en presencia de cascos, prepotencia, porras y fusiles, y que me llamen “subversivo” por haberme arrodillado al paso de los pobres, incorporándome luego a sus filas. Prefiero amarlos a ellos, aunque me hayan temblado las piernas por el miedo, siendo corrido y despreciado como ellos. No odio, nunca odiaré, pero... ¡malditos sillones desde donde se redactan documentos pidiendo a este mar humano más calma todavía y todavía más paciencia! Aprender a amar aún a costa de sangre y privación. Y que se seque el propio manantial por haber bebido tantos de él, ¡qué fiesta! Dar, dar, dar siempre y sin retorno. Nuestras manos nunca tirarán piedras; estarán vacías, pedirán justicia, acariciarán... Es todo lo que amo.
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