
te damos gracias por todos los dones
que continuamente recibimos de ti.
Gracias porque nos llamas
al seguimiento evangélico de Cristo
en comunidad fraterna
enriquecida con la experiencia carismática
de nuestro/a fundador/a.
Tú quieres, Señor,
que esta experiencia del Espíritu
sea por nosotros vivida, conservada,
profundizada y desarrollada
en sintonía con el Cuerpo de Cristo
en crecimiento perenne.
Danos el impulso que necesitamos
para responder a las exigencias históricas
de nuestra vocación.
Afianza, Señor,
nuestro anhelo y nuestro propósito
de trabajar ardientemente
hasta que Cristo se forme en nosotros,
y haz que, configurados con él,
irradiemos la alegría del evangelio
y sepamos consagrar toda nuestra vida
a la tarea de anunciar tu reino en el mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Foto por kevincole Flick




