Sigo haciéndolos despacio. Caminos, caminos… para irse por ellos entre el agua y por el barro… Caminos de sombra, caminos de distancia. Y nueve horas caminando por la selva más cerrada que hasta ahora he conocido. 
Al día siguiente emprendí el regreso, esta vez solo. Bendije a las afueras un trapiche, porque, “padrecito, todas las noches se llena de demonios que nos molestan”, me dijo el matrimonio propietario. Y lo hice como si fuera el auténtico hechicero de la tribu. Estuve andando desde las nueve y media de la mañana hasta las seis de la tarde, que montaba en el bote para chimbar a la otra orilla, Juanjuí ya en sombra. Antes, me tiraba en las quebradas para beber. Con zapatos puestos, con pantalones y camisa me sentaba en el centro y me echaba agua sobre la cabeza. Y ya con el cansancio a tope y deshidratado, una mujer con su machete peló para mí una piña que me salvó de caer extenuado.
– Carachupa o armadillo.
– trapiche : Rústico ingenio donde muelen la caña de azúcar para elaborar el “trago” (aguardiente).




