JUNIO…. María, corazón

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\'\'Dos veces habla el evangelio del corazón de María. Dos veces para decirnos que María todo lo conservaba, meditándolo en su corazón. En aquel corazón se recuerda, ahí se guardan las palabras, en esa tierra se deposita la buena semilla y desde ese hondón interior todo el alma de María se diferencia el corazón de la Señora del de todos los humanos.Pero el centro de María es distinto. Su corazón está tan limpio que ya desde el primer día solo fue habitado por el Espíritu Santo. En él no se oye otra melodía que la de Dios. San Antonio María Claret decía que el Corazón de María no es otra cosa que el amor de Ella a Dios y a los hombres; casi sólo amor, un amor teñido de cercanía, cuidado de lo pequeño y todo él derramando ternura. Aquel viejo escritor de lengua castellana, Gonzalo de Berceo, hizo una descripción inmejorable del Corazón de María como lo solía hacer él, contando una historia. Erase una vez un viejo monje a quien gustaba el vino. Un día de tanto levantar el codo se emborrachó. ¡Pobre monje! No sabía lo que hacía y tiró su alma a la deriva. A la hora de la siesta cuando los frailes duermen, se sale de la casa, deambula por las calles y llega a la plaza del pueblo. Un enjambre de muchachos lo rodea. Se ríen de él, le tiran del hábito, comienzan a decirle cosas y el fraile animado cuenta historias mientras camina tambaleándose. En un momento de deslumbramiento nota que alguien se le aparece; sí, alguien. Quien lo diría, era nuestra Señora. Ella lo recoge, lo lleva a casa, lo tranquiliza, lo acuesta, le arregla la almohada, le tapa con la manta y le da un beso. ¡Qué más! ¡Qué cosa más bonita se puede encontrar en este mundo!Como veis, no es más que una anécdota, pero revela un corazón, el Corazón de María. Ella no es más que Amor: amor a Dios y amor a los hombres. Que Ella nos guarde en su Corazón.