Su situación las excluye de la plena comunión eucarística. Esto es una fuente de sufrimiento para muchos que se sienten rechazados.

Su situación las excluye de la plena comunión eucarística. Esto es una fuente de sufrimiento para muchos que se sienten rechazados.
Lo hemos oído muchas veces, referido a personas y a situaciones: «no me da confianza». A lo mejor, tendríamos que preguntarnos: ¿pongo confianza?
El encuentro con los demás pasa por el cultivo de uno mismo. A veces, resulta que nos hacemos trampas a nosotros mismos.
Una tarea que conlleva una buena dosis de responsabilidad, que cada uno tiene que asumir como propia.
Éste es un asunto complejo. Tiene una viva vertiente humana. Y una no menos viva dimensión eclesial.
Este año los padres vamos a tener que hincar los codos y aplicarnos de lo lindo.
Conozco muchos matrimonios que siguen escribiéndose cartas de amor a lo largo de su vida, se escriben una cada día.
En la relación matrimonial es habitual decir: “te quiero”.
Vivir en comunidad y hacer comunidad es fuente de alegría y de gozo. Lo malo es cuando esto no se da.
Vuestro amor me sabe a gratuidad en la donación, a ausencia de egoísmo, a acogida hogareña y, en último término, a ternura.
Se pueden señalar más; la pluralidad real de los matrimonios implica diferentes etapas en su evolución.