Es común, especialmente entre autores religiosos, describir el corazón humano como chiquito, estrecho y mezquino: “¡Cuidado que somos estrechos de miras y mezquinos!”

Es común, especialmente entre autores religiosos, describir el corazón humano como chiquito, estrecho y mezquino: “¡Cuidado que somos estrechos de miras y mezquinos!”
En un libro sobre predicación titulado “Diciendo la Verdad”, Frederick Buechner reta a todos los predicadores y escritores espirituales a hablar con “tremenda honestidad” sobre la lucha y esfuerzo humanos, aun dentro del contexto de fe.
¿Soy feliz? Mi vida, ¿es una vida feliz? ¿Soy feliz en mi matrimonio? ¿Me siento feliz con mi familia, en mi trabajo, con mi iglesia? ¿Dentro de mi propio pellejo, me siento feliz?
El relato de la Última Cena en el evangelio de Juan nos proporciona una maravillosa imagen mística. El evangelista describe al “discípulo amado” reclinándose sobre el pecho de Jesús.
A punto de cumplir 75 años, el famoso novelista australiano Morris West escribió una serie de ensayos autobiográficos, titulada: “Una Vista Panorámica desde la Cumbre”. En el prólogo de ese libro West indica que a los 75 años necesitas tener solamente una palabra en tu vocabulario espiritual, gratitud…
Dios es “no-violento”. Dios no manda ni recomienda violencia. Nunca nadie debería justificar la violencia en nombre de Dios. Eso está claro en la revelación cristiana.
Hace varios años, Hollywood produjo una película sobre la famosa ruta del Camino en España. Titulada “The Way” (“El Camino”), cuenta la historia de un padre cuyo hijo fue muerto en un accidente poco después de comenzar esta famosa peregrinación de 500 millas.
¿Creemos que no somos mejores que los demás, aunque muchas veces, en realidad sea sólo una pose, algo que tenemos que afirmar sobre nosotros mismos, sin embargo no resista la prueba completa de la honestidad?
"El hogar es por donde empezamos." T.S. Eliot escribió y describe una experiencia que se puede sentir tanto como libertad y como un dolor de corazón.
El plan divino a menudo se desarrolla bajo un ala oscura, el error de hoy está al servicio de la verdad de mañana, y la providencia de Dios a menudo pasa por alto las estructuras de poder.
En su monumental estudio del ateísmo, Michael Buckley sugiere que el ateísmo es, invariablemente, un parásito que se alimenta de una religión viciada. Se alimenta de una religión viciada, la acosan, y además como aves de rapiña la devoran.