La unión resultante del invierno profundo y la preparación santa convierte la reflexión, incluso la penitencia, en una actividad natural

La unión resultante del invierno profundo y la preparación santa convierte la reflexión, incluso la penitencia, en una actividad natural
Buda dijo que no basta hablar sobre lo que es beneficioso, sino que tenemos que practicarlo.
Sorprende la frecuencia con la que es usada en la Sagrada Escritura la imagen del buen pastor.
Todo puede bendecirnos, pero tenemos que estar allí para que la bendición se produzca.
En el sufrimiento se esconde la fuerza ascendente del mundo de una manera muy intensa.
La sociedad actual es una especie de mundo anónimo en el que nadie desea admitir la culpa y en el que todos son responsables.
Hemos alcanzado el final de la cuarentena. Nos parece mentira. El proyecto parecía difícil, y sin embargo, una vez más, se cumple la Palabra del Señor. Él da el maná, la fuerza, la luz, la capacidad para cada día.
Estamos a punto de alcanzar el final de la cuarentena cuaresmal. Como si estuviéramos a las puertas de entrar en la Tierra de la Promesa, Ezequiel adelanta proféticamente la meta del camino, la celebración de la alianza de Dios con su pueblo. “Haré con ellos una alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos”.
En este día, no olvidamos la advocación de la Virgen de los Dolores. Ella es la mujer fuerte. Si Susana, los jóvenes de Babilonia y Jeremías no se arredraron frente a quienes los perseguían, la madre de Jesús acompañará a su Hijo hasta el pie del madero, sabiendo también de quién se ha fiado.
La fiesta de la Solemnidad de la Anunciación y Encarnación que celebramos hoy tiene la mayor importancia dentro del calendario litúrgico, y en la Historia de la Salvación. Merece contemplar el Misterio en el que se funda nuestra fe, no apartar los ojos de la mujer que concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrá por nombre Emmanuel.
Es bueno ir disponiéndonos para los días santos, de modo que la próxima semana no signifique un cambio excesivamente brusco al celebrar de los días de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.