Entramos en el tiempo sagrado, en los días santos que constituyen la Semana Mayor, para celebrar los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Misterio Pascual.

Entramos en el tiempo sagrado, en los días santos que constituyen la Semana Mayor, para celebrar los misterios de la muerte y resurrección de Jesucristo, el Misterio Pascual.
Nada es indiferente en el relato evangélico de hoy, y se puede observar, de alguna forma, una teofanía. En la escena están los árboles, los animales, los seres humanos. Todos sirven al Señor.
Son los últimos días de Cuaresma, y las lecturas nos ofrecen la contemplación de los últimos días de Jesús. Al hacer una síntesis de la enseñanza evangélica, cuando queremos poner un rostro al Señor…
Una de las experiencias más paradójicas para quienes se profesan amigos del Señor, es sentir a la vez que la certeza del amor de Dios, la prueba del sufrimiento, del despojo, y hasta la muerte violenta.
Las tres citas se refieren a Abraham como principio de las generaciones del pueblo de la Alianza. La evocación que hace Jesús del padre en la fe manifiesta la fidelidad de Dios, y el cumplimiento de la palabra dada.
Ante las dificultades, caben diversas reacciones: desde el enojo, al pesimismo; desde el hundimiento a la lucha; desde el derrotismo a la esperanza. Una reacción concorde con la fe es la oración, la relación trascendente con Dios, ante quien se expone la dificultad.
No hay tiempo que perder, los acontecimientos se precipitan. La Palabra del Señor nos dice cómo convertir la muerte en vida, los llantos en cantares, la tristeza en gozo. Es la paradoja del Evangelio: “Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
A medida que avanzamos en el tiempo de Cuaresma, nos aproximamos a la celebración de los acontecimientos de la Pasión y muerte del Señor, fechas para tener aún más sensibilidad hacia quienes sufren y padecen injustamente por diversos motivos.
El viernes es día consagrado especialmente a contemplar la Pasión de Cristo. Las lecturas escogidas por la Iglesia para hoy centran su mensaje en la persecución del hombre justo…
Hoy la liturgia interrumpe su aspecto penitencial, para rendir homenaje a quien Dios escogió como custodio y protector de su familia, al patriarca san José.
Quizá tú también, como el pueblo de Israel en tiempos del exilio, tengas la sensación de que Dios te ha olvidado, o que no responde a tus súplicas. Si es así, escucha la palabra del profeta y da fe a lo que te dice Dios, que se muestra con una solicitud inimaginable: “Sión decía: "Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado."