¡Interrupciones! Las hay de muchos tipos. Unas son dramáticas, horribles: la muerte inesperada de un ser querido, una catástrofe, una enfermedad que se nos anuncia, un despido laboral, una depresión, una desilusión afectiva.

¡Interrupciones! Las hay de muchos tipos. Unas son dramáticas, horribles: la muerte inesperada de un ser querido, una catástrofe, una enfermedad que se nos anuncia, un despido laboral, una depresión, una desilusión afectiva.
No acabamos de creer que estamos en el mundo de la resurrección. La triste realidad en la que se encuentra la humanidad (corrupción en no pocos de los líderes de la política, de la economía, de la justicia, de la religión con sus consecuencias) no nos permite ser optimistas al menos a corto plazo.
Sor Lucía Caram ha sido entrevistada por Radio Nacional de España en esta mañana de Jueves Santo. En ella va desgranando alguno de los rasgos de nuevo papa Francisco.
No nos encontramos en tiempos fáciles para conducir la nave de la Iglesia. A veces da la impresión de que no navegamos, sino que únicamente la nave se mantiene a flote, aparcada en el mismo mar.
La “liturgia” se ha convertido en el tiempo posconciliar en un punto de desencuentro entre diversos grupos en la Iglesia: entre liturgistas y pastoralistas en el ámbito más intelectual, y entre quienes adoran el misterio y quienes quieren celebrar la vida en el ámbito comunitario.
Pablo D’Ors, sacerdote de Diócesis de Madrid, con motivo de la persentación de su último libro "Biografía del silencio" es entrevistado por Jesús Bastante en la periódico digital religioso "Religión Digital".
Nos hemos preocupado mucho de la pastoral vocacional, o juvenil-vocacional. ¿Nos preocupa también, y especialmente ahora, la “pastoral de la fidelidad” a la vocación recibida?
No es fácil hablar de la etapa final del camino espiritual. Ante todo, por falta de experiencia personal. Es necesario recurrir al testimonio de aquellas personas que han sido agraciadas con esta fase de la espiral de la Alianza.
Tras la purificación y en estrecha conexión con ella, la Alianza pasa por la prueba de la “puerta estrecha” (Mt 7, 13-14). Es la fase del combate espiritual, del cargar con la cruz de Jesús y seguirlo y acompañarlo en sus tentaciones (Lc 22,28).
La iluminación -primera etapa de la espiral de la Alianza- requiere una respuesta. Pero ésta no es fácil si un lento aprendizaje: aprender a vivir “con Dios”, habituarse a estar con Jesús y seguirlo en el camino y a ser dirigido por las mociones del Espíritu. Éste es el momento de la ascesis (tanto activa como pasiva) y el momento en el que el Espíritu se derrama con sus dones espléndidos: ciencia y consejo.
Nuestra vida está marcada por una curva vital que todos compartimos: concepción, nacimiento, infancia, adolescencia, juventud, adultez, ancianidad, muerte. ¿Ocurre algo parecido con la vida espiritual?