
Las ocho letras dela palabra “cuaresma”
La cuaresma es un tiempo propicio para tomar decisiones importantes. Es la oportunidad de convertirse a los mejor de sí mismo. Pone delante de nosotros la novedad apasionante del proyecto de vida de Jesús.
La Cuaresma nos exige que cada uno llegue al centro de sí mismo y se ponga a ver cuál es le recorrido de la propia vida.
La cuaresma es un tiempo propicio para tomar decisiones importantes. Es la oportunidad de convertirse a los mejor de sí mismo. Pone delante de nosotros la novedad apasionante del proyecto de vida de Jesús.
Acróstico sobre la Cuaresma: Conversión, Unidad, Adoración, Relato, Escucha, Seguimiento, Mirada, Alegría.
En este tiempo de cuaresma la Iglesia nos recuerda insistentemente que el Dios de Jesús nos llama a la conversión. Nos invita a tomar en serio nuestra vida. Somos llamados a dar frutos de amor, de justicia y solidaridad.
El calendario litúrgico de La iglesia nos introduce en el tiempo de cuaresma. Es un tiempo de cuarenta días. Tiene significado en diferentes niveles. Es tiempo de preparación para la Pascua en el hoy del pueblo de Dios. Se nos propone dedicar más tiempo e intensidad a la oración, a la devoción, que nos hace reconocer la necesidad que tenemos de Dios.
La C de camino es la primera. Se trata de una metáfora clásica de la vida; ya desde antiguo: Abraham, Ulises... Como el camino, la vida tiene un principio y un final. Y una dirección. El tiempo de cuaresma es camino hacia la Pascua. Implica que hay que moverse; no como vagabundos o nómadas, sino como peregrinos que conocen la meta y el mapa.
Cada año, a través de la Madre Iglesia, Dios «concede a sus hijos anhelar, con el gozo de habernos purificado, la solemnidad de la Pascua, para que […] por la celebración de los misterios que nos dieron nueva vida, lleguemos a ser con plenitud hijos de Dios» (Prefacio I de Cuaresma).
El papa Francisco no se ha inventado la misericordia. No se trata, pues, de algo nuevo. Su propuesta no es revolucionaria. Mucho menos se podría decir que es una opción de izquierdas, una ocurrencia más -como algunos dicen- de un papa “populista”, que no sabe teología, que más parece un cura de Pueblo que un Pontífice. Todo pontificado tiene y ha tenido sus resistencias. Es ley de vida.
“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13). Las obras de misericordia en el camino jubilar.
El mundo de hoy necesita que nosotros vivamos con verdad la cuaresma cristiana, hasta dar un testimonio que tenga fuerza de ungüento para sus llagas modernas.
Vivir la cuaresma como entrada en la resurrección de Cristo, a través de la participación y asimilación de sus sufrimientos y su muerte, incluye una serie de actitudes de espíritu, entre las que cada comunidad y cada creyente debe discernir las que ha de encarnar sobre todo, según el estado de su fe
Hasta el siglo III la comunidad cristiana celebraba la pascua del Señor semanalmente, todos los domingos. Pero una vez al año se celebraba más solemnemente precedida de una breve preparación que consistía en el ayuno que se abría el viernes.
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19).
Existe una ascética civil. Se ha puesto de moda. La recomiendan los médicos: ejercicio, moderación. Probablemente los grandes medios de comunicación no nos informaron de la llegada de la cuaresma, como han hecho con el ramadán. Pero la cuaresma está ahí.
El Vaticano ha publicado el Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2012, que tiene como título la cita de la Carta a los Hebreos "Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras" (Hb 10, 24).
El desierto es ese espacio hostil, que obliga a la lucha tanto como a la confianza, y se convierte en pedagogía de Dios para avanzar.
Los Obispos de Pamplona, Bilbao, San Sebastián y Vitoria hacen pública la Carta Pastoral de Cuaresma-Pascua que lleva por título Acoger y transmitir la Palabra de Dios. Cuaresma y Pascua son tiempos de conversión.
Invitados a seguir haciendo el tránsito de la decepción a la esperanza, del abandono a la entrega a la misión, de la superficialidad a la profundidad.
"Jesús, después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre"
Hemos de pasar constantemente del Gólgota a la Vida y abrazar a los seres humanos y a las cosas, sin quererlos dominar.
Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes t