
Oración al Espíritu Santo
Espíritu Santo, que me ungiste con tus dones el día de mi bautismo, no permitas que conviva con capacidades tan grandes, sin ser consciente de ellas y sin ejercitarlas; sería un desagradecido.
Espíritu Santo, que me ungiste con tus dones el día de mi bautismo, no permitas que conviva con capacidades tan grandes, sin ser consciente de ellas y sin ejercitarlas; sería un desagradecido.
Presentación realizada por Asun Gutierrez para la fiesta de Pentecostés en base a un texto de Miguel Ángel Mesa.
Celebracion para Pentecostés. Nos reunimos como los discípulos en el cenáculo, como y con María, la madre, como y en la Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace Don, la "promesa del Padre".
El lema de este año «El Espíritu Santo y el sacerdocio» es una invitación a que, supliquemos el envío de su Espíritu que suscite, forme y santifique a los sacerdotes.
Celebramos que es posible un NUEVA HUMANIDAD que nace llena del Espíritu Santo.
Celebramos la fiesta de Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, la Vida de Dios en nosotros. Sin esta presencia divina en nuestras vidas y comunidades, nada podríamos hacer.
Cuando Pablo preguntó a los discípulos de Efeso si habían recibido el Espíritu al hacerse cristianos, ellos respondieron: «No, nunca hemos oído decir que exista un Espíritu Santo» (Hech 19,1). Nosotros sí que lo hemos oído. Pero ¿qué nos imaginamos?
ven, oh consolador buenísimo del alma que sufre...
Señor y Padre nuestro, enséñanos a mirarlo todo con ojos cristianos
22 de julio de 1974. Dada a conocer por don P. Macchi el 23 de septiembre efe 1979
Discurso para Pentecostés, 21 de mayo de 1961
Ven, luz verdadera.
Ven, vida eterna.
Es el regalo, la vida hecha don, es la gratuidad hecha persona frente a todos los esquemas sacrificiales de la vida
Él me ha hecho Iglesia en el Bautismo, me ha fortalecido para el testimonio en la Confirmación, hace posible con su virtud la transformación de los dones eucarísticos en los cuales se me da Cristo mismo, Él borra mis pecados, me ha instituido ministro en
Leo en el anuncio reciente de un whisky: «La acción está allí donde estás tú». Puede que resulte Irreverente, pero mi experiencia del Espíritu coincide bastante con esa afirmación
Hoy, el Espíritu me empuja a no replegarme aduciendo a senescencia incoada o escándalo ante la incapacidad que encuentro en la Iglesia para mantener la línea del Vaticano II. Acepto pues la misión, el «salir hacia» permanente del Éxodo; me pongo de nuevo
Así me he encontrado yo a menudo, buscadora de palabra con la que expresar no sólo mí experiencia «pneumática», sino las experiencias de quienes en las Escrituras, en la historia de mis antepasadas y antepasados, y en la actualidad, intuyeron el paso de l
Como del tiempo dijera san Agustín, si no me lo preguntas, sé quién es; pero si me lo preguntas, no sé qué decir.
Como al viento al Espíritu no se le pueden poner límites. Actúa en la historia. Es Espíritu universal. Las religiones, las luchas por (ajusticia, el diálogo, la secularización, son lugares del Espíritu. Aunque se encuentre disfrazado.
Cuando Pablo preguntó a los discípulos de Efeso si habían recibido el Espíritu al hacerse cristianos, ellos respondieron: «No, nunca hemos oído decir que exista un Espíritu Santo» (Hech 19,1). Nosotros sí que lo hemos oído. Pero ¿qué nos imaginamos?