
I Jueves de Adviento
De los textos que nos ofrece la liturgia de Adviento, quedan en la memoria expresiones y palabras que invitan a despertar y disponer el ánimo, a permanecer vigilantes, atentos, conscientes ante la próxima venida del Señor.
Angel Moreno nos ofrece una sencilla meditacion para cada día de Adviento.
De los textos que nos ofrece la liturgia de Adviento, quedan en la memoria expresiones y palabras que invitan a despertar y disponer el ánimo, a permanecer vigilantes, atentos, conscientes ante la próxima venida del Señor.
La Liturgia nos sitúa en escenas iniciales de la vida de Jesús. En ello se descubre la pedagogía de despertar la sana memoria del momento en el que fuimos conscientes del paso del Señor por nuestra vida, el día en que sentimos la presencia interior que sació nuestra hambre y sed de sentido.
Al inicio del Adviento, la fiesta del apóstol San Andrés nos posibilita plantear este tiempo como tiempo propicio para difundir el mensaje del Evangelio, que no es principalmente una serie de verdades y preceptos, sino la persona de Jesucristo.
No retrases tu incorporación al grupo inmenso de los que esperan al Mesías. Ten la seguridad de que Él puede entrar en tu casa en cualquier momento, si tú le dejas.
Que la fidelidad brote de nuestro corazón, como obsequio a la santidad de Dios que nos visita.
Esta noche no la podemos dormir:’nos visitará el sol que nace de lo alto...’
“Mirad, yo envío mi mensajero para que prepare el camino ante mí”
Tres mujeres: Ana, Isabel y María; tres maternidades por el favor de Dios.
Es posible vivir la Navidad desde diferentes perspectivas, que pueden ser complementarias.
La Iglesia confiesa que el Hijo de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de María Virgen.
Cuando pasamos por situaciones difíciles, sentimos la tentación de pensar que estamos abandonados de la mano de Dios.
En las etapas preparatorias de la Navidad, la Liturgia tiene un proceso ascendente.
La auténtica alegría no se obtiene con fórmulas externas, sino con las actitudes del corazón.
Dios se esconde para que lo busques. Él hiere y venda la herida. A algunos se les revela en el límite del abismo. En todo caso, Dios no deja de amarte.
Vivimos un momento especial en el que la solidaridad es urgente ante el paro y la necesidad de comer.
El que viene es príncipe de la paz, y tiene poder para reconciliar todas las cosas.
La Liturgia nos llama la atención por si avanza el tiempo y no nos abrimos al mensaje liberador.
La promesa se cumple, sólo hace falta estar atentos: ’El que tenga oídos, que escuche’.