Ei conocido teólogo José Ignacio González Faus responde a un artículo de Pilar Rahola publicado en el diario la Vanguardia del pasado 24 de Abril sobre las celebraciones religiosas de la Semana Santa.

Ei conocido teólogo José Ignacio González Faus responde a un artículo de Pilar Rahola publicado en el diario la Vanguardia del pasado 24 de Abril sobre las celebraciones religiosas de la Semana Santa.
De los textos que nos ofrece la liturgia de Adviento, quedan en la memoria expresiones y palabras que invitan a despertar y disponer el ánimo, a permanecer vigilantes, atentos, conscientes ante la próxima venida del Señor.
La Liturgia nos sitúa en escenas iniciales de la vida de Jesús. En ello se descubre la pedagogía de despertar la sana memoria del momento en el que fuimos conscientes del paso del Señor por nuestra vida, el día en que sentimos la presencia interior que sació nuestra hambre y sed de sentido.
Al inicio del Adviento, la fiesta del apóstol San Andrés nos posibilita plantear este tiempo como tiempo propicio para difundir el mensaje del Evangelio, que no es principalmente una serie de verdades y preceptos, sino la persona de Jesucristo.
No retrases tu incorporación al grupo inmenso de los que esperan al Mesías. Ten la seguridad de que Él puede entrar en tu casa en cualquier momento, si tú le dejas.
En un primer momento, la interpretación del significado de este don puede alimentar reacciones religiosas naturales de miedo ante Aquel que puede castigar, porque es Todopoderoso.
Un signo en la defensa de los derechos más fundamentales será el modo de reclamarlos ante los poderes políticos. Es muy fácil caer en las estrategias ideológicas, en las luchas partidistas, con la excusa de la defensa del bien.
Hoy las lecturas, se hacen eco de la situación de angustia en la que muchos pueden estar.
Las palabras de Jonás, que hoy nos refiere la primera lectura, vuelven a situarnos en este tiempo propicio.
La Cuaresma es tiempo de oración, de abrirnos a las mociones consoladoras del Espíritu.
Celebramos hoy la Cátedra de San Pedro, fiesta de comunión con el ministerio con el Papa.