He bajado hasta lo más profundo de ti mismo, y ahí te tiendo mi mano desclavada, para sacarte de tus infiernos. Ya nada me impide rescatarte, ni siquiera la muerte.

He bajado hasta lo más profundo de ti mismo, y ahí te tiendo mi mano desclavada, para sacarte de tus infiernos. Ya nada me impide rescatarte, ni siquiera la muerte.
Jesús, ¿era necesario que llegaras hasta aquí? “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos”. La Cruz nos revela que Dios. en vez de aconsejarnos cómo soportar nuestro dolor, se ha convertido en nuestro propio sufrimiento. Toda cruz es sacramento de la Redención.
No es momento de comprender, sino de rendir el pensamiento, entrar en comunión con el dolor del mundo, adorar, y si puedes, llegar a decir en medio de la prueba: “Bendito sea Dios”. Confío en ti, me pongo en tus manos.
Jesús, ¿por qué tanto despojo y tanta humillación? Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto” (Mt 15, 38-39). Déjate revestir por Cristo con la túnica de hijo de Dios, de hombre nuevo, reconciliado.
Jesús, ¿era necesario que llegaras hasta aquí? “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos”. La Cruz nos revela que Dios. en vez de aconsejarnos cómo soportar nuestro dolor, se ha convertido en nuestro propio sufrimiento. Toda cruz es sacramento de la Redención.
Jesús, ¿por qué aguantas tanto? Tres veces fue tentado y las tres veces venció. Tres veces fue negado, y tres veces confesó al discípulo el amor. Nunca dejará Jesús de ofrecernos su mano, pues Él sabe de qué barro hemos sido hechos. Siempre nos dará la fuerza suficiente para levantarnos.
Cada viernes de Cuaresma, la Iglesia nos invita de manera especial a contemplar los padecimientos de Jesús durante los días de su Pasión. La Liturgia de este día nos ofrece las imágenes proféticas de los sufrimientos del justo, acechado por aquellos a los que incomoda su vida honesta.
En el Tiempo de Cuaresma es constante la llamada a la conversión y a la reconciliación. Amabas actitudes significan abandonar el pecado.
Si hay una imagen relacionada con la Pascua del Señor, solemnidad para la que nos prepara el Tiempo de Cuaresma, es la luz. En la noche santa, el fuego, el cirio encendido, las velas prendidas en las manos de los fieles abren la Gran Liturgia de la Pascua.
Las lecturas de este día nos sitúan en dos escenarios relacionados con el agua. Tanto el manantial que brota del lado derecho del santuario, como la piscina de Betesda, junto al Tempo de Jerusalén, son dos referencia explicitas a la novedad de vida.
El Tiempo Cuaresmal tiene relación con la la Pascua, y desde esta perspectiva también es tiempo pascual, aunque la liturgia aplique este término a la cincuentena que va del día de Resurrección a Pentecostés.