No se estudia la Biblia desde ella misma, sino desde la propia situación de la Comunidad. Se busca respuesta a problemas que ahora nos acosan.

No se estudia la Biblia desde ella misma, sino desde la propia situación de la Comunidad. Se busca respuesta a problemas que ahora nos acosan.
Antes de que la Iglesia existiera, María personificaba y representaba todo lo que la Iglesia habría de ser y poseer.
El autor del artículo nos presenta lo que el libro sagrado le ha enseñado después de un cuarto de siglo consagrado a su estudio.
A través de esa palabra, Dios se dirige a la realidad más honda de la persona, nos orienta para que lleguemos a humanizar nuestro mundo, nuestra persona, todo lo que somos.
Si la Biblia es la larga carta de amor del Padre a sus hijos, del Esposo a la esposa-iglesia, la forma de corresponder es responder en la misma clave.
El insondable sufrimiento de María, compartió sus buenos y malos momentos, todos sus sufrimientos, hasta el mismo pie de la cruz.
Los testimonios de la ayuda de la Madre de Dios bajo esta advocación son innumerables. Cada ciudad de Rusia posee una copia.
El icono muy venerado en Rusia a partir del siglo XII, muestra una peculiaridad muy curiosa en la iconografía bizantina: el Niño tiene en su mano izquierda una paloma.
Con frecuencia, ya desde hace siglos, el profeta es el que “ve antes” y “dice antes”. Sin embargo, desde la perspectiva bíblica ese “antes” tiene relativa poca importancia. En la Biblia el verdadero profeta es el que es capaz de ver porque escucha y tiene
Esta imagen está rodeada de leyendas. Se nos presenta al icono como pintado por el mismo san Lucas, sobre la tabla de la mesa que usaría la Sagrada Familia. La emperatriz Elena la llevó en el siglo IV de Jerusalén a Constantinopla, donde permaneció cerca
Así resulta que la presencia imprescindible de María, de su inmensa ternura maternal en la historia de la salvación y en cada una de nuestras pequeñas historias, es otro gesto maravilloso de la misericordia divina.