En su autobiografía, Morris West sugiere que llegada cierta edad nuestra vida se simplifica y en nuestro vocabulario espiritual solo necesitamos quedarnos con tres: ¡Gracias!, ¡Gracias! ¡Gracias!.
En su autobiografía, Morris West sugiere que llegada cierta edad nuestra vida se simplifica y en nuestro vocabulario espiritual solo necesitamos quedarnos con tres: ¡Gracias!, ¡Gracias! ¡Gracias!.
Hay una tendencia preocupante en nuestras iglesias hoy. En pocas palabras estamos viendo que la acogida en nuestras iglesias se vuelve menos “incluyente”. Cada vez más nuestras iglesias están exigiendo una pureza y exclusividad no exigida por Jesús en los Evangelios.
La ansiedad, como todas las tensiones, nos devora en varios niveles. Superficialmente nos preocupamos por muchas cosas. En el fondo, vivimos con tanta ansiedad que ésta se manifiesta en todo lo que hacemos.
A un amigo mío le gusta bromear fingiendo que un egoísta extremo y de vez en cuando airea este chiste: "¡La vida es difícil porque tengo que cargar con mi propia magnitud"
Todos conocemos un montón de gente que parecen muy inmersos en esta vida, en sus matrimonios, sus familias, sus trabajos, en el entretenimiento, los deportes, y en sus preocupaciones cotidianas que no parece en lo absoluto que tengan a Dios como centro de su atención consciente en una parte significativa de su vida diaria.
Nuestros años generativos son un maratón, no una carrera de velocidad, por eso de hace díficil mantener siempre la amabilidad, la generosidad y la paciencia en medio del cansancio, las pruebas y las tentaciones que nos acosan a través de los años de nuestra vida adulta.
Es normal sentirse frustrado, no tener todo lo que quieres, tener que vivir resignándote a lo incompleto y aceptar el hecho de que en esta vida experimentaremos más hambre que saciedad.
Cristo vino al mundo no sólo para salvar a seres humanos y remodelar la historia humana, sino también para salvar y rehacer la tierra.
Lo que la resurrección de Jesús nos revela es que existe una profunda estructura moral aplicada al universo; que los contornos o formas curvas del universo son el amor, la bondad y la verdad; y que esta estructura moral, anclada en su centro por el Último y Único amor y poder, no es negociable: Tú vives la vida en su forma propia, como Dios manda, o simplemente tu vida no será correcta ni aceptable.
Hace varios años, en las llanuras de Canadá, no lejos del lugar donde nací y crecí, un hombre llamado Robert Latimer mató a su hija gravemente incapacitada, Tracy.La puso dentro de la furgoneta de la familia, empalmó un tubo a la emisión de gases, cerró las ventanas y puertas de la furgoneta, y dejó dormirse a la hija.
Nos imaginamos en el cielo, en un coro u orfeón, junto con María, la Madre de Jesús, con las grandes figuras bíblicas del pasado, con los apóstoles y con todos los santos, entonando alabanzas a Dios. Pero eso es sólo fantasía, pura y simple, sobre todo simple.