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Espacios

Cuando el tiempo se para

Cuando el tiempo se para

La teoría de la relatividad nos dice que el espacio y el tiempo no son lo que parecen ser. Son relativos, lo que significa que no siempre funcionan del mismo modo ni los experimentamos de igual manera. El tiempo se puede parar.

Poner en proceso a Dios

Poner en proceso a Dios

 Tanto en nuestra piedad como en nuestro agnosticismo, a veces ponemos en juicio a Dios, y siempre que lo hacemos, somos nosotros los que acabamos juzgados. Vemos eso en los relatos del Evangelio sobre el proceso de Jesús, particularmente en el Evangelio de Juan.

Nuestra necesidad de orar

Nuestra necesidad de orar

 Si no tienes de alguna manera un pie fuera de tu cultura, la cultura te engullirá por completo. Daniel Berrigan escribió eso, y es verdad también en este sentido: Si no puedes beber de una fuente fuera de ti mismo, tu natural proclividad a la paranoia, amargura y odio te engullirá invariablemente por completo.

Los altibajos de la fe

Los altibajos de la fe

El poeta Rumi insinúa que vivimos con un profundo secreto que a veces conocemos, luego no, y después conocemos de nuevo. Es una buena descripción de la fe. La fe no es algo que sujetas y posees de una vez para siempre. Lleva este camino: A veces andas sobre el agua, y a veces te hundes como una piedra.

El paso de un buen pastor

El paso de un buen pastor

Ninguna comunidad debería descuidar sus muertes. El mes pasado murió en Canadá un admirable guía de la comunidad de fe, y podría aprovecharnos a todos recibir más plenamente su espíritu. ¿Cómo hacemos eso?

Nuestro anhelo de la inmortalidad terrenal

Nuestro anhelo de la inmortalidad terrenal

Compartimos el mundo con más de siete mil millones y medio de personas, y cada uno de nosotros tiene el indomable e innato sentimiento de que somos especiales y destinados de una manera única. Esto no es sorprendente, ya que cada uno de nosotros es verdaderamente único y especial. Pero ¿cómo se siente uno especial entre otros siete mil millones y medio?

No ser tacaños con la misericordia de Dios

No ser tacaños con la misericordia de Dios

Mientras el número de personas que asisten a los servicios de la iglesia continúa descendiendo, la tentación entre muchos de nuestros líderes y ministros de iglesia es ver esto más como una poda que como una tragedia y responder haciendo la misericordia de Dios menos accesible en vez de más.

Las penas con que podemos vivir

Las penas con que podemos vivir

En su reciente libro “El invento de las alas”, Sue Monk Kidd nos presenta a una heroína profundamente conflictiva, Sarah, una mujer altamente sensible, que cría a la hija de un amo de esclavos y a un niño privilegiado. Pero la sensibilidad moral de Sarah corta su sensación de privilegio, y ella hace una serie de duras opciones para distanciarse tanto de la esclavitud como del privilegio.

Cansados de tener paciencia

Cansados de tener paciencia

Hace treinta años, antes del secuestro aéreo del 11 de septiembre de 2001, antes de bombardero del zapato y otros como él, era sencillo viajar en avión. No necesitabas quitarte los zapatos para pasar el puesto de seguridad, podías llevar contigo líquidos, ordenadores portátiles y otros aparatos electrónicos; si tenías alguno no tenías que sacarlos de los bolsos de mano que llevabas, la puerta de la cabina del piloto no estaba cerrada con acero, y había mucha menos paranoia en general respecto a la seguridad. Incluso lograbas ver al piloto ocasionalmente.

Nuestra contemplación de la ciudad

Nuestra contemplación de la ciudad

Jesús -según parece- tenía sentimientos encontrados para con el mundo. Él amaba el mundo, entregó su vida por él y nos desafió a amar el mundo aun habiéndolo criticado duramente y dejando claro que éste era opuesto a Él.

Dag Hammarskjold sobre la sexualidad y el deseo

Dag Hammarskjold sobre la sexualidad y el deseo

Dag Hammarskjold, el antiguo Secretario General de las Naciones Unidas, escribió esas palabras, que iluminan parte de una intencionalidad más profunda del deseo sexual. Y esta intuición fue más que una simple teoría para Hammarskjold. Él conoció la soledad y el deseo no realizado.

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