Viernes primero de cuaresma
Frente a la voluntad compasiva de Dios se levanta la voz de los justicieros.
Sábado de la Primera Semana de Cuaresma
Un signo en la defensa de los derechos más fundamentales será el modo de reclamarlos ante los poderes políticos. Es muy fácil caer en las estrategias ideológicas, en las luchas partidistas, con la excusa de la defensa del bien.
Jueves primero de cuaresma
Hoy las lecturas, se hacen eco de la situación de angustia en la que muchos pueden estar.
Miércoles primero de cuaresma
Las palabras de Jonás, que hoy nos refiere la primera lectura, vuelven a situarnos en este tiempo propicio.
Martes primero de cuaresma
La Cuaresma es tiempo de oración, de abrirnos a las mociones consoladoras del Espíritu.
Lunes primero de cuaresma
Celebramos hoy la Cátedra de San Pedro, fiesta de comunión con el ministerio con el Papa.
El Espíritu Santo y el Sacerdocio
El lema de este año «El Espíritu Santo y el sacerdocio» es una invitación a que, supliquemos el envío de su Espíritu que suscite, forme y santifique a los sacerdotes.
“Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de ENTENDIMIENTO.”
El Don del Entendimiento fortalece el don de la fe, le presta la fuerza del testigo. No se arredra, ni se acompleja, porque comprende la verdad que encierran las palabras humanas con las que se explica el misterio divino.
Semana del Cenáculo: “Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de SABIDURÍA.”
“Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días».” (Act 1, 4-5)
La cincuentena pascual
Para los cristianos, a los cincuenta días de Pascua es la fiesta de Pentecostés, fiesta que celebra la venida del Espíritu Santo. El día siguiente al séptimo sábado después de la Resurrección de Cristo
Los cuarenta días
La cuarentena pascual ha llegado a su cumbre. Jesús, desde lo alto del Monte de los Olivos, asciende a los cielos y los discípulos quedan en aparente soledad, pues, después de los cuarenta días, dejó de aparecerse a los suyos.